¿Y tú? ¿Cuándo vas a empezar a cuidarte?
Autora: Andrea Mezquida Ortega
En el momento actual en el que nos encontramos y, después de haber superado unos años muy duros de Pandemia por la COVI-19, ha quedado más que patente, la importancia de la salud mental y, por consiguiente, de invertir nuestro tiempo y energía en cuidarla.
Dicen que «No hay mal que por bien no venga» y, por suerte o por desgracia, esta Pandemia nos ha recordado que cuidarnos a nivel mental y físico, debe ser una prioridad en nuestra vida.
Es bien sabido que, nuestro mundo emocional y psicológico, siempre ha sido considerado, generalmente, como «algo» muy secundario a lo que prestarle atención, cuando todas las demás áreas de mi vida (por supuesto, más importantes y prioritarias), como el trabajo, el dinero, la familia… estén cubiertas y/o estén plenas. Durante mucho tiempo (y todavía a día de hoy), muchas personas no atienden a sus necesidades emocionales y psicológicas, porque consideran que hay cosas más importantes por delante a las que hacerle frente.
En este tipo de creencia aparece la primera distorsión cognitiva y el primer error en el que tenemos que hacer hincapié e intervenir.
Una buena salud mental es la base de nuestro bienestar. Si te va muy bien en el trabajo y ganas mucho dinero, pero para ello trabajas 6 días a la semana y el día que libras estás tan agotada/o que no te apetece hacer nada (ni vida social, ni aficiones), esto repercutirá de manera más grave pasado un tiempo en tu estado psicológico, pudiendo desencadenar en una depresión, una ansiedad generalizada o un período intenso de estrés.
Es muy lícito querer ganar mucho dinero y tener este pensamiento sobre la cultura del esfuerzo y el culto al trabajo, como principal objetivo en tu vida, pero si detrás de ello, no hay una estabilidad y auto-cuidado personal (a nivel emocional y físico), ese dinero ganado y el hecho de trabajar tanto, no van a hacer que te sientas realmente mejor.
Para que todas las áreas de mi vida (familiar, amistosa, laboral, académica, parejil…) funcionen correctamente y sienta que se encuentran satisfechas, es importante valorar si el área «Autocuidado», esta cubierta, porque supone la base de todas las demás. Es decir, si yo no me nutro a nivel emocional, si no me mimo (leo libros que puedan enseñarme algo, hago meditación, yoga, ejercicio físico, estoy conmigo misma/o 10 minutos al día en silencio, me escucho y me observo por dentro para ver cómo me siento, hago planes con mi red afectivo y me apoyo en la gente íntima e importante de mi vida, hago planes fuera de casa para conocer gente nueva y para aprender, bailar, dibujar, escribir…), nunca podrán estar cubiertas y satisfechas del todo las otras áreas de tu vida.
Por ello, considero que la clave está en encontrar el equilibrio entre sentirme bien conmigo misma/o y saber gestionar el resto de áreas de mi vida, pero sin olvidar que lo primero soy yo y mi salud emocional y mental y, cuando esta se vea amenazada por un trabajo, una relación de pareja, o una situación problemática… sepa priorizar en qué es lo mejor para mí y para mi bienestar emocional.
Me atrevería a decir que, en el 95% de lxs pacientes que llegan a mi consulta por problemas relacionados con una depresión, ansiedad, dependencia emocional, baja autoestima, apatía, bajo estado de ánimo… aparece una falta importante de auto-cuidado personal y de dedicarse tiempo de calidad a sí mismos/as, realizando actividades placenteras, que les hagan sentir bien y no supongan una obligación y una falta de vida social, ya sea por no tener cerca a personas con las que poder quedar o, por «pereza» para salir de casa y estar con gente, a pesar de estar científicamente demostrado que mejora nuestro estado de ánimo.
Cuando alguien siente ansiedad o estrés, generalmente, viene determinado porque su cuerpo esta percibiendo alguna situación como peligrosa y se pone alerta (en el saco de la ansiedad) y experimenta los síntomas físicos propios de la ansiedad (palpitaciones, taquicardía, presión en el pecho, nudo en el estómago, mareos…), o porque tiene que hacer frente a una demanda externa y considera que no tiene los recursos personales suficientes para ello y aparecen los síntomas característicos del estrés. Cuando esto sucede, nuestro cuerpo nos avisa de que igual nos estamos descuidando, que dedicamos demasiado tiempo y energía a unas áreas que nos están quitando tiempo y atención de la más importante de todas.
Si en tu día a día dedicas unos 30´mínimo, a realizar actividades que te hagan sentir bien y por disfrute personal y esto lo combinas con una jornada de trabajo y con haberte tomado un café con una amiga/o, te aseguro que ese día te sentirás más animado/a y en paz, que si tu vida se basa en trabajar, comer y dormir.
Por suerte, poco a poco, la importancia de la salud mental está más reconocida y comienza a normalizarse más el hecho de asistir a terapia y de pedir ayuda psicológica, pero todavía es una tarea muy pendiente para esta sociedad posicionar como prioridad nuestro auto-cuidado emocional y físico, por encima de cualquier otra situación o factor de nuestra vida.
Confío en que esta concienciación de la sociedad vaya avanzando un poco más cada día y que comencemos a darle la importancia que tiene al hecho de sentirnos bien a nivel emocional, porque hayamos aprendido a escucharnos, escarbarnos y mimarnos.
El hecho de que, desde hace un año, esté habiendo un aumento considerable de pacientes en consulta, me da esperanza en que esto vaya a mejorar.
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