Sesgos cognitivos, ¿cuál de ellos reconoces en ti?
Seguro que alguna vez te has sentido sobrepasado, como es normal, con todas las obligaciones del día a día, y este ritmo, en ocasiones frenético, que hemos normalizado seguir con el fin de ser lo más productivo posible al final del día. Esta sobrecarga de estímulos e información puede hacer que tu cerebro procese la información de manera simplificada tomando “atajos” automáticos, lo que puede llevarte a conclusiones equivocadas. Estos atajos mentales es lo que llamamos sesgos cognitivos o heurísticos, son muy comunes y algunos de los más frecuentes son los siguientes:
- Sesgo de confirmación: es la tendencia de tu cerebro a prestar más atención a la información que afirme o verifique tus ideas o hipótesis sobre algo, prestando menos atención o ignorando la información contraria.
- Sesgo de disponibilidad: es la predisposición a creer en la frecuencia de un suceso según la facilidad que tienes para pensar en ejemplos de ese hecho. Por tanto, puede que creas que es probable que algo ocurra porque tu cerebro ha extraído con facilidad un recuerdo sobre ese mismo tema.
- Efecto halo: es la propensión a que crees una opinión y una visión global sobre algo o alguien a partir de una primera impresión, ya sea positiva o negativa. Por lo tanto, aunque más tarde sigas profundizando en la persona o cosa en sí, estarás bajo la influencia de ese juicio.
- Sesgo de anclaje: es la tendencia que tiene tu mente de dar más valor a la primera información que se le proporciona (que sirve como ancla), aunque las alternativas posteriores sean más objetivas y confiables.
- Sesgo de autoservicio: este sesgo es el responsable de que creas que tus logros son gracias a ti y tus fracasos culpa de causas externas.
- Efecto de arrastre: es la predisposición a que te unas a una tendencia si los demás ya lo han hecho. Este sesgo también se conoce como efecto Bandwagon.
- Efecto Dunning-Kruger: surge cuando te crees mucho más habilidoso y capaz para una cuestión en concreto de lo que lo eres realmente.
- Sesgo de atención selectiva: es tu tendencia a prestar atención a determinados estímulos ignorando el resto que también están presentes. Los estímulos en los que inconscientemente has elegido poner tu foco atencional son aquellos que coinciden con tu estado de ánimo, tus intereses, tus preocupaciones actuales…
- Sesgo de retrospectiva: es tu predisposición a pensar que sabías lo que iba a ocurrir acerca de un hecho o situación pasada, que en su momento no pudiste predecir, y ahora que ya conoces el resultado final, crees que era totalmente previsible para ti.
Sara Martínez Zazo, psicóloga colaboradora del equipo de Calma Al Mar y la Asociación Española de Psicología Sanitaria AEPSIS
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