El proceso de duelo: un sufrimiento necesario.

Todos hemos vivido varias pérdidas a lo largo de nuestra vida, bien por la ruptura con nuestra pareja, por el fallecimiento de un ser querido, por la pérdida de un trabajo o por cualquier circunstancia que comporte un sentimiento de pérdida para nosotros.

Todas estas situaciones en que algo apreciado para nosotros se va, y por tanto, generan un sentimiento de abandono, forman parte de lo que conocemos como “duelo” o “proceso de duelo”.

Por ello, nos damos cuenta de que, el proceso de duelo no se limita exclusivamente al proceso que experimentamos únicamente tras la muerte de un ser querido, sino que, engloba un gran número de situaciones.

¿Cuántas veces hemos intentado animar a alguien, con la mejor de nuestras intenciones, que se encontraba en un proceso de duelo, diciéndole algo cómo: “Tienes que ser fuerte”, “Él/Ella está contigo” “Tienes más hijos/as…”.
Seguramente, hayamos sido nosotros los protagonistas de estas frases o, las hayamos escuchado alguna vez en nuestro alrededor.

Es fundamental recalcar la importancia que tiene en estos momentos  el sufrimiento  y lo necesario que debe ser dejar que realice su cometido sin intentar minimizarlo o eliminarlo.

Aunque es cierto que todas esas frases se expresan con la intención de animar a la persona que sufre, la realidad es que, no estamos ayudando a la personas a mejorar su estado de ánimo y no estamos ayudando a apaciguar su dolor, seguramente estemos ejerciendo el efecto contrario.

¿Por qué?

Porque cuando una persona ha vivido recientemente una pérdida, necesita exprimir al máximo todas las etapas que existen en el duelo y necesita experimentar el dolor y sufrimiento que eso conlleva. El ser humano no sería lo que es actualmente si no hubiera experimentado momentos de verdadero sufrimiento.

El sufrimiento es un síntoma natural de una situación dolorosa, si intentamos enmascararlo o evitarlo, será cuestión de tiempo que aparezca más adelante.

Aunque en determinadas situaciones de dolor y sufrimiento por una pérdida, se intente que la persona se entretenga con cualquier actividad, para que no esté pensando en esa pérdida y para que su mente esté “distraída”, lo cierto es que, este tipo de soluciones, solo funcionarán a corto plazo, pero nunca serán soluciones efectivas a largo plazo.

Por todo ello, el sufrimiento resulta necesario para que las personas podamos evolucionar  y madurar.

Si siempre que vivimos una pérdida nos empeñamos en intentar olvidarla  o en intentar ser fuertes para no sentirla, estamos yendo en contra de la naturaleza humana, es decir, de nuestra naturaleza.

En cambio, cuando esta situación de duelo se sigue experimentando a lo largo del tiempo, pasado uno o varios años después de la pérdida, resulta  aconsejable ponerse en manos de un profesional para que nos ayude a afrontar de manera más sana la situación de pérdida.

 

 

Andrea Mezquida Ortega

                                                                                                                                        andreapsicologa8@gmail.com

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