Los celos entre hermanos.

Los celos se consideran un sentimiento universal, y muchas veces, inevitables. Los celos y las peleas entre hermanos son frecuentes, ya que en ellas el niño pone en juego, el espacio y el lugar para ser el número uno en el sitio más importante del mundo: su familia.
Aunque la rivalidad entre los hermanos es normal incluso en las relaciones familiares más amistosas, su frecuencia puede disminuir si fomentamos que cada uno de los niños se sienta especial y único. Además, con ello también contribuiremos a aumentar y fortalecer su autoestima.

¿Cómo se manifiestan los celos?

Es importante resaltar que los celos se pueden manifestar a cualquier edad, independientemente de los años que tenga el niño o la niña.

Cada niño o niña puede manifestarlo de una forma diferente. Las formas más comunes son:

Se produce una regresión hacia comportamientos más infantiles: recuperar el chupete o el biberón, volver a hablar como un bebé, volver a hacerse pis, chuparse el dedo, exigir que le den más comida y/o le lleven en la silla de paseo.

  • Están más sensibles, lloran con facilidad, pierden interés por el ocio, disminuye su rendimiento escolar, etc.
  • Pueden aumentar las rabietas y manifestar comportamientos agresivos: mordiscos, empujones y/o peleas.
  • Buscan llamar la atención desobedeciendo, molestando, incluso intentando dañar o fastidiar a su hermano pequeño.
  • El apetito y el sueño también se pueden ver afectados, se vuelven más inapetentes, les cuesta conciliar el sueño o aumentan las pesadillas y el miedo.

Si no se intenta mejorar las conductas de celos entre los hermanos. La relación entre éstos puede verse deteriorada con el tiempo debido a conflictos no resueltos correctamente en el momento que tuvieron lugar.

En cambio, fomentar una relación sana entre ellos, contribuirá a generar una integración adecuada en la sociedad, enseñándoles a respetar a las demás personas, a compartir, a confiar y a perdonar.

Cómo evitar los celos durante el embarazo de su hermanito/a y tras el parto:

  • Preparar al niño o a la niña antes de que el nuevo hermano o la nueva hermana “invada” su mundo
  • Esperar a cumplir el primer trimestre de embarazo o a que se note la barriga para darle la noticia. Intenta que no se entere por terceras personas.
  • Responder a sus preguntas utilizando un lenguaje acorde a su edad y con palabras que sea capaz de comprender. Si le interesa saberlo todo, inventa juegos para explicarle el embarazo, muéstrale fotos de cuando él o ella era un bebé o visita familiares con recién nacidos.
  • Discurrir con vuestro hijo mayor de qué modo puede implicarse en la vida del nuevo hermano o de la nueva hermana. Exprésale que su papel va a ser muy importante.
  • Dejarle que participe en la elección del nombre del bebé, que te ayude a decorar su habitación, incluso puede hacerle un dibujo de bienvenida.
  • Llamarle por teléfono para decirle que su hermanito ya ha nacido y que tiene muchas ganas de verle. Procura que sea de los primeros en ver a su hermano, y que sea una visita en exclusiva para él o para ella.
  • Pedirle que te ayude a enseñarle la casa a su nuevo hermanito, que en cada habitación le explique para qué sirve. Así se sentirá importante.
  • Explicarle que el bebé necesita muchas atenciones porque es muy pequeño y desvalido
  •  Pídele que ayude en las tareas más sencillas de la rutina diaria, como traer los pañales, cambiarle de ropa, etc.
  • Con mucho cariño, intentar que entienda que mientras se cuida del bebé, él o ella tiene que ser paciente. Procurar un espacio para el juego, y una atención por parte del otro progenitor cuando se esté ocupado atendiendo al bebé.

 

Cómo evitar los celos entre hermanos/as:

Qué hacer:

  • Planificar un tiempo especial para dedicar a solas a cada uno de los hermanos. Es muy importante seguir manteniendo las rutinas que se realizaban con el hermano mayor o la hermana mayor, por ejemplo llevarle al colegio.
    Procurar también dedicarle un tiempo en exclusiva para poder desarrollar con él o ella su juego o actividad favorita, por ejemplo leer cuentos, hacer una salida al parque, etc.
    Algo a tener en cuenta es que la interacción con el hermano o la hermana mayor sería conveniente realizarla independientemente de si el hermano pequeño está despierto o dormido. Eso es así, porque el niño puede pensar que sólo le hacemos caso cuando el pequeño no necesita de nuestras atenciones. Eso hará que se pueda reducir la rivalidad por la atención del progenitor.
  • Desplegad la creatividad de cada niño independientemente, para reafirmar la creencia en el niño de que merece nuestra atención de forma individual.
  • Apreciar y reconocer los valores y méritos de los niños hará que se fortalezca su autoestima, hay que tener en cuenta que es importante aprovechar cualquier momento para reforzar su autoestima.
  • Según las edades y características individuales de los niños tienen obligaciones, necesidades y recompensas diferentes, el diálogo con ellos hará que interioricen estos aspectos, y entiendan que al hermano se le pide cosas diferentes a las que realiza él porque al ser más pequeños sus capacidades no están al mismo nivel que las de su hermano mayor.
  • Ofrecer alternativas a la pelea. Esto se puede realizar si nosotros mismos les brindamos la oportunidad de ver como solucionamos nuestros problemas sin recurrir a discusiones o peleas con nuestra pareja o personas cercanas. También puede contribuir a mejorar este aspecto el hecho de presentarles alternativas a las peleas, por ejemplo decirles: “Podéis hacer las paces y seguir jugando o evitarlas y permanecer un rato en tiempo muerto”. Al darles a elegir también se les da la sensación a los niños de que controlan sus vidas y también se contribuirá a que los niños vayan tomando sus propias decisiones y a resolver problemas sin el uso de la violencia. Cada vez que sea así, sería bueno reforzar y señalar esas conductas positivas.
  • Reforzar y alabarlos cuando estén jugando juntos de forma adecuada y sin peleas. Se le pueden decir frases como: “¡Qué bien estáis jugando juntos y compartiendo los juguetes!, me encanta lo bien que os lleváis y que lo paséis juntos”. De esta forma al reforzar estas conductas positivas, estamos fortaleciendo el hecho de que se vuelvan a producir. Señalar aquí, que desgraciadamente en muchas ocasiones, los progenitores solo centramos nuestra atención en las conductas negativas de los niños, pero no fortalecemos ni reforzamos las conductas positivas, porque damos por hecho que eso es lo que tiene que hacer el niño. Desde aquí trasmitir que eso es un error, porque a los niños les ayudamos más a seguir creciendo como personas cuando les exponemos aquellas conductas positivas que realizan a diario, con ello, y como se ha insistido anteriormente también estamos “alimentando” su autoestima.
  • Destacar sus virtudes. Si tienes que calificar a alguno de ellos, hazlo siempre en positivo utilizando para ello los elogios. Seguimos insistiendo en la importancia de fijar nuestra atención en los aspectos positivos de cada uno de los niños. Dándonos cuenta que cada uno de ellos es único y especial, para con ello seguir reforzando aspectos de su personalidad “en positivo”. Darnos cuenta que con ello contribuimos a que ellos se fijen en nuestras propias conductas y hagan lo mismo con sus iguales y con el resto de las personas con las que interactúan a diario. Nuestro comportamiento les dictará el suyo.

Qué no hacer:

  • No contestar a las acusaciones. Si se acusan se les puede decir: “Siento que no os entendáis” y simular que tal acusación no ha sido pronunciada. Es una forma eficaz de terminar con el juego “de yo te acuso tú me acusas”. Recordar cómo se ha dicho anteriormente, es preferible fomentar y reforzar las conductas positivas, a seguir “alimentando” conductas que pueden derivar en rencores o resentimientos entre hermanos.
  • No realizar comparaciones entre hermanos/as y con otros niños Cada hijo e hija tiene sus virtudes y sus defectos, lo que les hace únicos y especiales, a cada uno a su modo. Al contrario, valora a cada uno individualmente evitando reproches como: “Con lo tranquila que es tu hermana y tú no te estás quieto”. Hay que tener en cuenta que estos comentarios son precisamente los que pueden llevar a que los niños muestren entre ellos rencores o resentimientos, que es precisamente lo que tratamos de evitar en la medida de lo posible.
    Hay que tener cuidado con las exigencias hacia el hermano o la hermana mayor. Sobre todo hay que tener precaución con acelerar su desarrollo evolutivo, haciéndole desempeñar comportamientos responsables o excesivos para su edad, como por ejemplo: comer o vestirse solo. El hecho de que tenga un hermano pequeño que necesita todas las atenciones en su cuidado, no quiere decir que el mayor “ya lo puede hacer todo solo”.
  • Tener cuidado con pedir que sean condescendientes y comprensivos siempre son su hermano o hermana, por ejemplo: “Déjaselo que es pequeño”, así como presionar y dirigir lo que debe sentir: “Dime, ¿cuánto quieres al hermanito?, fomenta tensiones y emociones negativas.
  • Al contrario, hay que escuchar y aceptar sus sentimientos negativos, como por ejemplo: “es un pesado”, “es un rollo”, “ojala no hubiera nacido”. En esos momentos es necesario hablarlo con tranquilidad con él, decirle que lo entendemos, eso le dará seguridad y le ayudará a manejar mejor sus emociones.
  • NO DEJAR DE REALIZAR LAS COSAS QUE ANTES HACÍAS Y TE UNÍAN CON TU HIJO O HIJA.

Conclusiones:

Cada niño o niña debe sentirse que es especial para su padre y para su madre. Los celos irán desapareciendo con el tiempo si cada hijo o hija, sigue viendo que tiene un lugar único en el afecto de sus progenitores, y que sus hermanos o hermanas lejos de ser una amenaza o un rival, pueden llegar a convertirse en sus compañeros y amigos, en quien apoyarse y con los que compartir experiencias.

La clave, como siempre, está en fomentar en el niño o la niña una alta autoestima. Recordar que contribuirá a ello todos los aspectos expuestos anteriormente. Resaltar sobre todo el intentar fijarnos principalmente en las conductas positivas que realiza el niño, en ayudarlos a solventar de manera eficaz los conflictos que pueda tener con su hermano sin tomar partido por ninguno de ellos y, el ayudarlos a manejar las emociones negativas que puedan presentar.

No olvidemos que es en la familia donde el niño empieza a socializarse, y a ello también contribuye una interacción positiva con sus progenitores, pero sobre todo con sus propios hermanos.

Inmaculada Capuchino Rey
Colegiada CM-01213

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