¿Sabes qué es la vergüenza y cómo hacerle frente?

La vergüenza es una emoción social que surge cuando valoramos nuestras acciones como negativas, teniendo miedo a ser juzgado negativamente, de manera real o imaginaria, pudiendo generar odio hacia uno mismo. Sentimos esta emoción cuando nuestras debilidades se ven expuestas y en muchas ocasiones puede estar relacionada con la inseguridad.

Es algo natural y todos la experimentamos alguna vez en la vida, pudiendo sentirla de forma puntual sin ninguna consecuencia negativa. En este caso, la vergüenza, moderada y puntual, promueve la conciencia de uno mismo y un reconocimiento de las relaciones. Pero también puede convertirse en patológica y causarle mucho sufrimiento a quien la padece; todo depende de las consecuencias que genere sobre nosotros.

Socialmente la vergüenza se considera como algo negativo, cuando en la mayoría de ocasiones es algo normal y adaptativo. Ello puede llevarnos a pensar que sentir vergüenza es negativo y entremos en un bucle de sentir vergüenza por sentir vergüenza.

El origen de esta emoción suele encontrarse en una experiencia en la que la persona sintió o le hicieron sentir que no actuó de forma correcta, sintiéndose juzgada e invalidada. Surge de la autoevaluación negativa y cursa con el creer haber actuado incorrectamente y el deseo de querer invisibilizarse y desaparecer. Pero también podemos sentirla sin haber hecho nada malo, simplemente al anticipar una situación y por tanto en soledad, sin necesidad de un desencadenante externo más allá de nuestros pensamientos catastrofistas y negativos de que vamos a exponernos a una determinada situación y nuestra forma de actuar va a ser socialmente desastrosa y juzgada.

La vergüenza además de ser una emoción social, también nos sirve como mecanismo de adaptación al entorno. Esto es porque nos indica qué es lo correcto y aceptable dentro de las normas sociales y nos permite, por ejemplo, pasar a formar parte de un grupo social cuando asimilamos sus propias reglas sociales, siendo un mecanismo de adaptación al grupo.

Según Albert Bandura, la vergüenza podía ser la respuesta de un proceso de autorregulación de la personalidad, produciéndose en tres pasos:

  • observación de uno mismo,
  • realización de un juicio en comparación de nuestro comportamiento con el de los demás,
  • y auto respuesta en base a ese juicio, tanto positiva como negativa. En el caso de darnos una respuesta positiva, habremos considerado que hemos actuado correctamente sintiéndonos bien con nosotros mismos y aumentando así nuestra autoestima. Pero en el caso de darnos una respuesta negativa, habremos creído que en comparación con los demás lo hemos hecho peor, generando emociones negativas como la vergüenza y consecuentemente generando inseguridad y buscando la aprobación, aceptación y estima de los demás.

 

¿En qué momento la vergüenza se convierte en algo patológico?

La vergüenza se convierte en una emoción perjudicial cuando nos desborda e interfiere en nuestras actividades de la vida diaria limitándonos, generando angustia, malestar o dolor. Cuando esto ocurre, la persona se considera peor que el resto y se da a sí misma una serie de mensajes negativos como “no valgo para nada”, “a nadie le importa mi opinión”, “se van a reír de mí”, etc. Ante esto lo que probablemente suceda es que la persona decida no participar socialmente ni expresar sus opiniones por miedo a mostrarse tal como es y ser juzgada.

Cuando una persona ha sido avergonzada de manera recurrente o desde la infancia, asumirá su inferioridad, tendrá poca autoestima y hasta puede volverse hipersensible como forma de protección y por tanto, con propensión a la vergüenza. Se autocriticará duramente mientras el resto de personas parezcan ni enterarse. Esta autocrítica puede llevar a la rumiación, buscar constantemente ser perfecto, y hasta la depresión o ansiedad.

Tener vergüenza implica por un lado experimentar emociones como el miedo y la culpa, y por otro, mecanismos como la perfección.

La vergüenza patológica, por tanto, puede generar el pensar que no vas a gustar al resto de las personas, puede dañar tu autoestima por ese pensamiento negativo sobre ti misma, puede afectar tu seguridad, y te puede llevar a entrar en un bucle por la falta de seguridad que hace que pienses que no vas a gustar al resto de personas.

Todo ello puede generar ansiedad y depresión, por lo que está muy asociada a patologías como los trastornos de ansiedad o la fobia social.

 

¿Cómo hacer frente a la vergüenza?

  • Acéptate. Acepta que sientes vergüenza y que es algo natural, que le puede pasar a todo el mundo. Todos podemos sentirla, así que normalízala. Por ejemplo, sentir vergüenza de manera puntual cuando acabamos de conocer a alguien es normal. Debemos aceptar y respetarnos a nosotros mismos, incluso nuestra vergüenza, para así tener una elevada autoestima y amor en nosotros mismos.
  • Identifica qué situaciones o con qué personas sientes más vergüenza, ya que siendo consciente del foco será más sencillo disminuir esta emoción. Y reflexiona acerca de qué consecuencias tiene sobre ti y tu vida.
  • Reinterpreta la situación, los pensamientos o los comportamientos que te llevaron a sentir esa emoción, quítale hierro, desmóntalos y desdramatiza.
  • No prestes atención a el qué dirán. Todo el mundo puede opinar y no se puede estar a gusto de todos, por lo que siempre van a haber evaluaciones negativas, estate preparado para ello y muéstrate tal como eres.
  • No pretendas alcanzar la perfección, simplemente muéstrate tal y como eres y cree en ti mismo. El intentar ser perfecto lleva a compararnos con los demás y el tener que ser mejor, lo cual lleva a una elevada autocrítica y autoexigencia destructivas que generará ansiedad y vergüenza si no se cumple lo que pretendemos. Permítete equivocarte.
  • Exponte gradualmente a las situaciones que te generan vergüenza, empezando por aquellas que menos vergüenza te produzcan finalizando por las de mayor grado.
  • Y sobre todo, pide ayuda a un profesional si la vergüenza te limita en tu vida diaria.

 

 

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ALBA USÓ GONZÁLEZ

-PSICÓLOGA GENERAL SANITARIA-

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Instagram: albausopsicologia

 

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