La técnica de sobrecorrección en psicología infantil

La técnica de sobrecorrección es una estrategia de modificación de conducta utilizada en psicología y educación para corregir o eliminar un comportamiento inapropiado o no deseado.

Consiste en exigir al individuo que realice una tarea o actividad que sea contraria a su comportamiento inapropiado y que sea mucho más difícil de lo que normalmente se le exigiría. Por ejemplo, si un niño tiene la costumbre de hablar en clase, se le podría pedir que permanezca en silencio durante un tiempo prolongado, incluso más allá de lo necesario, para que el comportamiento deseado de permanecer en silencio se convierta en una conducta estable.

La sobrecorrección también puede incluir la reparación activa del daño causado por el comportamiento inapropiado, como pedir disculpas y corregir la situación o hacer un esfuerzo adicional para remediar el problema. Esta técnica se utiliza a menudo en conjunto con otras estrategias de modificación de conducta, como el refuerzo positivo y la extinción, para ayudar a mejorar el comportamiento del individuo.

Ejemplos:

1. Un niño que dibuja en las paredes de la casa podría ser requerido para limpiar no solo la pared que ensució, sino todas las paredes de la casa.
2. Un niño que golpea a otro niño durante el recreo podría ser requerido para pasar el resto del recreo haciendo algo positivo para el niño al que golpeó, como jugar con él y hacerle compañía.
3. Un estudiante que llega tarde constantemente a clase podría ser requerido para llegar a clase temprano y permanecer allí después de la clase para ayudar al profesor a organizar y preparar la clase.

Por cada conducta indeseable que lleve a cabo el niño o niña, hemos de seleccionar otra conducta relacionada, pero esta segunda será positiva. Cada vez que aparezca la primera, el niño debe realizar la segunda varias veces o durante un tiempo prolongado.

• Por ejemplo, si el pequeño deja su ropa tirada en el suelo del baño. El niño llevará a cabo una conducta incompatible con la primera varias veces o durante más tiempo del necesario. Así, le podríamos pedir que practique varias veces la conducta de recoger la ropa del suelo y meterla en el cesto de la ropa sucia, haciéndolo con la ropa de su hermano y la ropa de sus padres o con los juguete que hay en el salón.
• Si el niño ha pintado la puerta con tizas de colores, le pedimos que restaure los efectos negativos de su mala conducta dejando el espacio incluso mejor de lo que estaba originariamente. En este caso, le pediremos que limpie la puerta que ha ensuciado y, además, el resto de muebles de la habitación.