La sociedad que cada vez nos exige más
Vivimos en una sociedad que constantemente nos empuja al maximalismo, es decir, a ser más y hacer más. Estamos rodeados de expectativas que parecen no tener fin, y en medio de este torbellino, es fácil perderse. El ritmo acelerado de la vida moderna nos lleva a correr de un lado a otro, siempre con la sensación de que no llegamos a todo. Si alguna vez te has sentido agobiado, estresado o ansioso por no poder cumplir con todas las demandas de la vida, quédate tranquilo, porque no estás solo. Este fenómeno no es solo una consecuencia de nuestra naturaleza, sino también de las exigencias de una sociedad que se mueve a un paso vertiginoso y que nos fuerza a un estado de semiconsciencia automatizada para poder sobrellevar las demandas del día a día.
La presión constante de ser productivo
Uno de los problemas más evidentes de vivir en una sociedad que prioriza la rapidez y la eficiencia es la presión constante de tener que ser productivos todo el tiempo. Desde el momento en que te despiertas hasta que te acuestas, tu agenda está llena de tareas y responsabilidades, y en muchos casos, lo que debería ser un momento de descanso se convierte en otro espacio para cumplir con más actividades y objetivos, o al menos organizar el futuro. Esta presión por ser productivos puede generar una sensación de agotamiento constante conocida como burnout (agotamiento laboral), que afecta no solo a tu cuerpo, sino también a tu bienestar emocional y psicológico.
La ansiedad por el futuro
Vivimos en una cultura que nos impulsa a planificar, anticipar y proyectar constantemente hacia el futuro. En lugar de conectar con el momento presente, estamos enfocados en los objetivos que tenemos y los pasos que debemos seguir en el futuro para alcanzarlos. La preocupación por el futuro se convierte en una sombra alargada que nos persigue a todos lados, dando lugar a niveles elevados de ansiedad. Seguro que te suenan preguntas tales como: “¿Estoy haciendo lo correcto para tener éxito?” o “¿Estoy tomando las decisiones apropiadas para mi futuro?”. No sólo son comunes, sino que fácilmente se vuelven obsesivas, lo cual hace difícil disfrutar del presente y lo que sí hemos conseguido hasta el momento.
El miedo al fracaso y a la comparación constante
El S. XIX ha traído consigo nuevas maneras de entender la productividad y el éxito, y no son otras que las redes sociales. Ver a otros mostrando solo lo mejor de sí mismos puede aumentar la sensación de inseguridad e insuficiencia. Comparamos nuestras vidas con las de completos (y perfectos) desconocidos, sin tener en cuenta que lo que se muestra en línea rara vez refleja la realidad. Este miedo a no estar a la altura de lo que se espera de nosotros, junto con la constante comparación, puede generar sentimientos de frustración, malestar y ansiedad.
La falta de tiempo para el autocuidado
En medio de tantas responsabilidades y obligaciones, ¿te has planteado cuánto tiempo dedicas a cuidarte un poco a ti mism@? Sin tiempo para relajarnos, reflexionar o simplemente desconectar, nuestro bienestar se resiente mucho. La falta de descanso adecuado, de tiempo para cuidarnos emocionalmente, y de reflexión interna puede dar paso a problemas físicos y psicológicos diversos, tales como el insomnio, la depresión o el estrés crónico. El autocuidado no debe ser visto como un lujo ni un objetivo secundario, sino como una necesidad fundamental para poder funcionar en este mundo, cada vez más demandante.
¿Cómo lidiar con esta sobrecarga?
Es fundamental que reconozcas los síntomas de la sobrecarga emocional y busques formas de manejar el estrés. Algunas estrategias incluyen:
- Establecer límites claros: Aprender a decir “no” es esencial para marcar líneas claras entre lo que puedes hacer y lo que no. Intenta ser realista con tu tiempo disponible y el esfuerzo que puedes dedicarle a las actividades que lo ocupan.
- Priorizar el descanso: Asegúrate de dormir lo suficiente y tomarte momentos para ti mismo, incluso en medio de un día agitado. Es muy importante que te sientas descansado para que puedas rendir correctamente, especialmente en esos días de mayor estrés.
- Practicar la atención plena: La meditación y otras técnicas de mindfulness pueden ayudarte a vivir más en el presente y reducir la ansiedad, haciéndote sentir mejor y liberar esa tensión que se puede estar acumulando.
- Buscar ayuda profesional: Hablar con un terapeuta o consejero puede proporcionarte herramientas valiosas para gestionar el estrés y la ansiedad.
Podemos concluir que vivir en una sociedad que siempre nos exige más puede ser agotador y, a veces, incluso paralizante. La clave está en encontrar un equilibrio entre las demandas externas y el cuidado de nuestro bienestar emocional. Recuerda que tu valor no se mide solo por tu productividad o por lo que logras. Aprender a poner límites, cuidar de ti mismo y pedir ayuda cuando sea necesario son pasos importantes hacia una vida más plena y menos apresurada. La paz mental que tanto buscamos comienza con el reconocimiento de nuestras propias necesidades y el respeto por nuestro bienestar.
Alejandro G. Salazar,
Psicólogo colaborador del equipo Calma al Mar y Asociación Española de Psicología Sanitaria AEPSIS.
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