La importancia del apoyo psicológico en pacientes oncológicos
Desgraciadamente el número de personas que tienen que enfrentarse a un diagnóstico de cáncer es cada vez mayor. Se sabe que el cáncer es una enfermedad multicausal en la que influyen, por tanto, diversos factores desde genéticos hasta factores que tienen que ver con el estilo de vida (alimentación, actividad física…), pero aún falta mucha investigación acerca de estas causas y el peso e importancia que cada una de ellas pueda tener. Además, como en la mayoría de las enfermedades, la prevención se queda coja y la construcción de estrategias y campañas eficaces para conseguir concienciar acerca de hábitos saludables es insuficiente. Estas iniciativas, puede que no consigan librar a la persona de padecer un cáncer, pero sí disminuir sus probabilidades en gran medida.
Centrándonos en el tema del artículo, en las últimas décadas se ha visto la importancia que tienen los aspectos psicológicos en la aparición, curso y recuperación de la enfermedad. Por este motivo, surge en la década de los 80 la psicooncología, una rama de la psicología que interviene en la prevención, evaluación, diagnóstico, tratamiento, recuperación y seguimiento de pacientes oncológicos, brindando apoyo tanto al propio paciente como a sus familias y allegados con la idea de proporcionar el apoyo psicológico necesario.
Hay que tener en cuenta que la comorbilidad de depresión y ansiedad en este perfil de paciente es sumamente común, por lo que es fundamental atender a este malestar emocional que puede llevar a la persona, en los casos más extremos, a una ideación o conducta autolítica. La realidad es que, a pesar de todo esto, tan solo un 10% de los pacientes diagnosticados en nuestro país, reciben apoyo psicológico. Las causas de que esto ocurra son diversas, entre ellas la idea de asumir que si la persona enferma de cáncer manifiesta malestar emocional entra dentro de la normalidad (lo cual es cierto, pero no por eso debemos restarle importancia y desatender ese aspecto), la falta de preparación de algunos profesionales, los escasos recursos tanto económicos como humanos en los hospitales…
Cuando uno atraviesa un proceso tan duro como este, existen múltiples dudas desde el inicio de todo con el diagnóstico hasta el transcurso del tratamiento. No hay que olvidar tampoco las fases de seguimiento, pues es frecuente que la persona que sobrevive a un cáncer viva con miedo a que este vuelva a aparecer en su vida. Por eso, la terapia psicológica es clave para que la persona aprenda a reconocer y gestionar sus emociones y pensamientos y saber expresarlos, ofrecer una información adecuada sobre la problemática, y acompañar en las dudas, limitaciones, miedos, preocupaciones que, como es normal, la persona pueda presentar.
Lo cierto es que, múltiples estudios revelan la importancia del apoyo psicológico y sus resultados dejan ver cómo los pacientes y sus familias sobrellevan mejor el proceso si el apoyo tiene lugar. Es necesario evaluar el malestar y también las repercusiones que la enfermedad está teniendo en la calidad de vida del paciente, tanto a nivel laboral, social y físico (pues los tratamientos son muy agresivos), tratando de maximizar la calidad de vida y la sensación de bienestar. Trabajar con las familias o personas cercanas ayudará a que ellos también puedan tener un espacio de desahogo personal y que comprendan mejor la enfermedad y las reacciones que el enfermo pueda tener. Esto favorecerá una buena comunicación entre los miembros del sistema familiar y también entre ellos y el equipo sanitario que lo atiende.
Marisa Maza Fernández
Psicóloga
Colaboradora en Centro de Psicología Calma al Mar (Valencia)
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