La depresión, llevar el velo negro
Uno de los problemas emocionales que más incidencia tiene estos días en nuestra sociedad actual no es otro que las conocidas por todos como depresiones.
Todos en mayor o menor medida tenemos una idea hecha de cómo se desarrolla una depresión, sus síntomas y los tratamientos que se suelen llevar a cabo (principalmente farmacológico)
El problema de la sociedad viene cuando una persona que está deprimida lo comenta ante un conocido, o incluso amigo, y este le suelta la típica frase de “ pues anímate anda”
¿¿¿¿¿En serio crees que si esa decisión estuviera en mi mano no lo habría hecho ya?????
Se me hace chocante cuanto menos esta expresión al igual que todos sus derivados ya que cuando una persona aqueja una dolencia física como por ejemplo un esguince, un dolor de cabeza o incluso dolencias más graves a nadie se le ocurre decir “pues cúrate anda”.
¿Tiene esto sentido? En mi opinión, ninguno.
¿A qué se debe? Yo lo achaco a varios factores, pero sin entrar ahora mismo en ellos diré que en parte se basa en las ideas totalmente erróneas que tienen las personas sobre las enfermedades mentales y emocionales, siendo la depresión una de las que más tabús y tópicos tiene a sus espaldas.
La depresión, en contra de lo que muchos consideran, es una enfermedad con todas las letras, que cursa al igual que cualquier otra con sus síntomas, causas y tratamiento, siendo pese a lo que la población cree igualmente beneficiosa la terapia psicológica que la farmacológica.
Sus síntomas principales consisten en tristeza, apatía, anhedonia, decaimiento, desesperanza, cansancio, falta o exceso de sueño, falta o exceso de hambre también y estadios más agudos contaríamos con pensamientos suicidas. Algo importante también sería descartar el posible curso de episodios maniacos donde estaríamos hablando de un trastorno diferente a la depresión.
Las causas pueden ser diversas pero, lo que sí es sabido es que muchas veces han de confluir paralelamente una predisposición genética junto con un contexto proclive a la creación de problemas emocionales en la persona, lo cual sumaría un alto número de papeletas para poder llegar a sufrir este trastorno mental.
Hace un par de días salió en la tele una serie de personajes famosos hablando de sus “depresiones” (me hizo gracia que lo nombraran en plural)
El escuchar esto en la tele me dejó un sabor agridulce, debo decir, ya que por un lado todo lo que sea ayudar a dar a conocer, a normalizar y a hacer llegar a la sociedad el conocimiento que se pueda a cerca de los problemas psicológicos me parece genial pero no sé hasta qué punto se trataría de una forma tan “alegre” otra enfermedad equivalente en cuanto a gravedad en el terreno físico y eso me hace seguir constatando el planteamiento expuesto al principio de este artículo, en el que se ve un pequeño pero claro ejemplo de la gran diferencia cultural que tenemos sobre las enfermedades psicológicas, y entre ellas, de la depresión.
Gema Crespo Miota
Psicóloga
Valencia