¿Ir al psicólogo un estigma social?
Y tú, ¿cómo reaccionas cuando alguien se encuentra mal sin saber el porqué, o cuando llora sin poder parar, o si no puede levantarse de la cama o no es capaz de tomar una decisión? Y… ¿si piensa en el suicidio como una alternativa? ¿pensarías en un psicólogo?
Probablemente te resulte fácil reaccionar cuando alguien tiene gripe, cuando le duele la barriga o ante un dolor de cabeza. Quizá no fácil pero si respondes sin culpabilizar a la persona y ayudándole porque sabes reconocer esos síntomas y los ves como más “comunes” o mejor dicho más “aceptados” por esta sociedad. Sin embargo, son tan frecuentes los síntomas físicos como los psicológicos mencionados anteriormente. Debes saber que 1 de cada 4 personas sufre un trastorno mental a lo largo de la vida, tal y como defiende la EFPSA (Federación Europea de Asociaciones de Estudiantes de Psicología), pero muchos no buscan ayuda ni lo manifiestan a sus allegados, no prestan atención a sus síntomas y frecuentemente tienen que escuchar como otros opinan acerca de ellos sin sentirse entendidos.
-Eres un “depresivo” (a una persona diagnosticada de depresión).
-Pero levántate.
-Como tienes esto así.
-Cómo es posible que a tus 25 años no sepas que hacer aún.
-Cómo no vas a saber qué te pasa.
-Comes así porque tú quieres.
-Si quisieras cambiar lo harías.
¿Has escuchado o dicho alguna de estas afirmaciones? No sé cuál será tu respuesta pero estoy segura de que esas afirmaciones son mucho más frecuentes en tu entorno que las siguientes:
-Eres un “canceroso” (a una persona diagnosticada de cáncer).
-Si quisieras no tener gripe no la tendrías.
-Cómo no vas a saber porque te duele la barriga.
Expresiones así son un ejemplo del apoyo, de la aceptación y de la ayuda que reciben las personas en función de lo que les sucede. Te parecerán mucho más “extrañas” las segundas pero todas tienen el mismo sentido, es decir, ninguno. Seguro que no le dirías a una persona recién diagnosticada de cáncer que es un “canceroso” o a una persona que tiene gripe que es un “griposo” pero si la persona es diagnosticada de depresión quizá sí expreses que es un “depresivo” que no le apetece hacer nada, un «ansioso» en caso de que tenga ansiedad o un «estresado» si tiene problemas de estrés.
Esto sucede sin darte cuenta que una persona tiene una enfermedad o un trastorno mental pero no es la enfermedad o el trastorno. Es decir, tú puedes tener gripe, tener depresión, tener ansiedad, tener un trastorno límite de la personalidad pero no dejas de ser tú mismo en tu esencia.
Imagínate a María, tu amiga del colegio, que trabaja de maestra y acaba de tener su segundo hijo. Está casada desde hace 6 años y el mes pasado se ha mudado con su familia. María es encantadora, sabe escucharte cuando lo necesitas, está en tus cumpleaños y en todos los momentos importantes. Conoces a María como si fuese tu hermana. Un día decide contarte que fue al médico porque no se encontraba muy bien y fue diagnosticada de depresión.
¿Esto cambiaría tu opinión sobre María? ¿Dejaría de ser tu amiga para ser una persona deprimida? Por supuesto que no. A esto me refiero cuando afirmo que una persona no es un diagnóstico sino que lo tiene en un momento determinado. Así como María no va a dejar de ser tu amiga, ni la madre de sus hijos, ni la maestra de su colegio…tampoco Juan, tu vecino del quinto que fue diagnosticado de esquizofrenia, ni Hugo que tiene fobia social, ni Carla, ni Alicia, ni José y en definitiva ninguna persona que en algún momento de sus vidas tenga un problema o padezca un trastorno mental.
¿Y cómo ayudarías a estas personas? Pues en el caso de la gripe o del cáncer probablemente le dijeras que fuese a un médico. Sin embargo, ¿qué pasaría con la depresión, la ansiedad, el estrés…?
La EFPSA nos señala que solamente el 50% de las personas con un problema o trastorno mental acude a un/a psicólogo/a para que pueda brindarles ayuda profesional. Quizá no te extrañe este dato porque todavía es frecuente la expresión “¿a un psicólogo?, si no estoy loco”. Sin embargo, no dudas en ir a un ginecólogo, a un oculista, a un dentista… ¿Qué pasa entonces con los psicólogos?
Recuerda que 1 de cada 4 personas padece un trastorno mental a lo largo de su vida. ¿Cuántas personas sois en tu casa? Si la respuesta es cuatro o más, según la estadística uno padecerá un trastorno mental en algún momento de su vida. Eso no lo hace diferente porque seguirá siendo la misma persona que siempre conociste.
Cómo puedes observar los trastornos mentales son mucho más comunes de lo que te imaginas. Tener uno no te hace diferente ni culpable al igual que tampoco lo eres por tener cualquier otra enfermedad. Sin embargo, la realidad es que un 90% de las personas que padecen un trastorno mental es estigmatizado y discriminado. Esto afecta a sus vidas. Es frecuente que dejen de estudiar, de buscar trabajo, de mantener relaciones interpersonales…En tus manos está que ESTO NO SIGA SIENDO ASÍ. Recuerda que lo más importante es apoyar a las personas que lo necesitan y buscar ayuda si en algún momento lo precisas.
Yésica Seijo
Psicóloga
Colaboradora del Centro de Psicología Calma al Mar, en Valencia
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El del trastorno mental es mi hermano. ¡Garantizado!
Me ha encantado el artículo. X) Gracias Yésica