Falsas memorias
Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.
Jorge Luis Borges
Tómate un minuto para pensar en cómo eran los veranos cuando tenías tres años, en como fue tu primer día de colegio o piensa en qué solías hacer un domingo por la tarde. Probablemente recuerdes muchas cosas, entre ellas algún episodio trivial que no sabes por qué recuerdas, o a lo mejor te encuentras en el otro extremo y no recuerdas absolutamente nada, algo verdaderamente difícil. ¿Y si te digo que todos los recuerdos que tienes de cuando eras pequeño son falsos? Este fenómeno se conoce como falsas memorias (FM) y ha cobrado mucha fuerza en las últimas décadas entre los investigadores de la mente. Pero las falsas memorias no estarán ligadas a la niñez exclusivamente sino que nos acompañaran toda nuestra vida.
El ser humano es el animal que nace menos desarrollado, por ésto, no se hace extraño la aceptación de una de las hipótesis más difundidas y aceptadas en el ámbito de la investigación a mano de la neuropsicología, la que nos ofrece el por qué no podemos poseer recuerdos de nuestra niñez más profunda. Esta hipótesis sugiere que los niños no son capaces de mantener sus recuerdos porque su cerebro aún no se encuentra lo suficientemente desarrollado. Según Sheena A. Josselyn y Paul W. Frankland, el hipocampo del niño, estructura que sustenta la memoria, se encuentra en pleno desarrollo lo que hace inviable la consolidación (y posterior recuperación) de los hechos vividos. Pero ojo, porque ésto no tiene nada que ver con la extendida creencia de que “son muy pequeños para darse cuenta de…” pues si el cerebro está siendo formado en esos años, tanto la educación, como el apego o las vivencias a las que se enfrente el niño, entre otros, sostendrán ese desarrollo modelándolo de una u otra manera. Es entonces donde nos hacemos la gran pregunta, ¿y todos los recuerdos que tengo? Pues la respuesta es triste, son falsas memorias de recuerdos implantados.
Las falsas memorias (FM) se pueden clasificar en dos grandes subtipos, FM implantadas y espontáneas. La diferencia entre ellas se establece esencialmente por el recurso que les da origen. Mientras que las FM implantadas son reportes memorísticos creados por la influencia de información externa (comentario de un tercero), las FM espontáneas son reportes memorísticos alterados por aspectos internos, propios del funcionamiento de la memoria (inferencia) (Mojardín, 2008). Es aquí donde podemos concluir que todos los recuerdos que poseemos de cuando éramos pequeños son generados únicamente por comentarios o historias que nos han contado desde los cuales formaremos nuestra imagen mental y posterior recuerdo. Pero como arriba adelantábamos las falsas memorias no son exclusivas de la niñez, siendo adultos tenemos las mismas posibilidades de generar un falso recuerdo.
Un ejemplo de la vida real que implica las falsas memorias en adultos viene de la mano de Davies y Loftus (2006) quienes relatan un ejemplo de falso recuerdo muy divulgado en su momento, el accidente aéreo del vuelo 800 de la TWA, ocurrido en Estados Unidos el 17 de julio de 1996, donde murieron 230 personas. Entonces, algunos testigos describieron el accidente de modo que sus declaraciones parecían consistentes con un ataque de un misil al avión. Algunos investigadores y los medios de comunicación inicialmente compartieron esta teoría como posible causa del accidente. Sin embargo, las evidencias demostraron que el avión no cayó debido al impacto de un misil, sino por una chispa eléctrica que inflamó el combustible de los depósitos. Un análisis acerca de por qué algunos testigos mencionaban haber visto un misil indicó que la información podía proceder de sugerencias aceptadas por los testigos, originadas por especulaciones sobre las causas del accidente. La teoría del misil fue publicada y ampliamente difundida por los medios de comunicación como una posibilidad inicial, la gran cantidad de información generada a partir de ahí dio lugar a que posteriormente los testigos presenciales empezaran a aportar información consistente con esta falsa teoría (Manzanero, 2010).
Es bien sabido por los profesionales de la ciencia de la mente, que las memorias de un hecho experimentado difieren en contenido y calidad de las memorias fabricadas o imaginadas (hipótesis Undeutsch) – algo que cobraría mucho interés e importancia si extrapolásemos este asunto á un ámbito más jurídico de la psicología -. Son muchas, muchísimas, las características de las memorias vividas que no puedes encontrar si analizaras las FM (fabricadas o imaginadas), pero dejemos a un lado todas las teorías que rodean esta cuestión: tómate un minuto para pensar en cómo eran los veranos cuando tenías tres años, en como fue tu primer día de colegio o piensa en qué solías hacer un domingo por la tarde… ¿Eres capaz de decirme qué existe (o no existe) en ese recuerdo que lo hace diferente de otro que realmente has experimentado?.
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Eva María Rodríguez Vicente, psicóloga jurídica-forense, colaboradora del Centro de Psicología Calma al Mar, Valencia.
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Magnífico reporte que visibiliza lo que pocos saben. Nuestra memoria no es tan infalible como pensamos.