¡Emergencia! ¿Qué hago?
Una de las ramas de la psicología es la atención en emergencias, donde los psicólogos prestan primeros auxilios psicológicos a los familiares o personas importantes de aquellos que han estado involucrados en un accidente, catástrofe o emergencia (p.e. Un caso muy reciente es el de Julen, el niño que cayó en el pozo de Totalán, en Malaga. Los psicólogos acompañaron a los padres durante el proceso).
Por suerte las catástrofes o los eventos que requieren la presencia de los cuerpos de psicólogos son poco frecuentes, pero sí que es verdad que pueden sucedernos y perdamos a algún amigo o familiar en ellas o sucederle a alguien que conocemos y que se vea en esa situación de pérdida.
Desde el Colegio Oficial de Psicología se ofrece una guía de autoayuda que contiene información importante no sólo de las reacciones más habituales, sino también cómo tratar con los menores, cómo será ese proceso de duelo que nos permite adaptarnos a esa pérdida y a la ausencia del otro, así como información de interés. Deseo hoy compartir contigo unas pequeñas pinceladas sobre algunas recomendaciones tanto si tú eres el afectado, como si el afectado es un familiar o amigo.
En el caso de las personas afectadas, es necesario muchas veces compartir sentimientos con familiares y amigos y permitirles que te acompañen en momentos dolorosos. Es muy importante darse permiso para sentirse mal (sintiendo la tristeza, llorando si es necesario y evitando tomar drogas o medicamentos que puedan amortiguar el dolor, ya que pueden empeorar la situación inicial). El autocuidado es importante: mantener mínimos respecto a la higiene, descanso y alimentación es importante para poder seguir adelante, manteniéndose activo haciendo pequeñas actividades y metas que le vayan acercando poco a poco a su rutina diaria previa.
Si es un amigo u otro familiar quien ha perdido a alguien en una situación crítica, permítele que se exprese, que hable y que llore si lo necesita, escuchándole. Es importante mantener contacto en los días posteriores con llamadas o visitas (siempre respetando el deseo de estar solo de la otra persona) y ofreciendo tu ayuda. Muchas veces cuando uno intenta ayudar o consolar a alguien, dice comentarios o da consejos sobre situaciones, pero sin querer puede empeorar la situación (“fue mejor así”, “no sufrió”, “tienes que ser fuerte”…). La mejor recomendación en estos casos es no decir nada si no se sabe qué decir y dar consejos sólo si los pide. A veces la compañía física vale mucho más que cualquier palabra.
Cada proceso de duelo es único y la duración será variable pero sabrás que se ha superado cuando seas capaz de recordar sin dolor, te hayas adaptado a la nueva situación y centres tus energías en tu vida y actividades diarias.
Para más información: guía de autoayuda para personas afectadas por situaciones críticas
Elena Amiano Pardo
Psicóloga
Colaboradora del Centro de Psicología Calma al Mar, Valencia
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