Reencuadre. Técnica en psicología para crear niños felices
En psicología llamamos reencuadre a una técnica psicológica consistente en cambiar el foco de atención desde unos pensamientos que nos generan malestar, a otros neutros o incluso positivos, dentro de una misma situación.
Reencuadrar significa variar el marco de atención. Y es una habilidad que podemos aprender, practicar y desarrollar desde que somos niños/as. También puedes enseñar a tus hijos/as a aplicar el reencuadre en sus vidas para que sean más felices, como te explicaré en este artículo.
Para que entiendas mejor qué es esto del reencuadre, observa una imagen de un paisaje, como la que puede ser esta de abajo.
Sobre la imagen podrías coger una lupa y quedarte un rato mirando fijamente una parte de ese paisaje. Podrías analizarla con detenimiento, cada color, cada sombra, cada forma. Por ejemplo, tu lupa te podría mostrar esta zona de aquí. ¿Qué ves en ella?
Pero tú tienes la lupa en la mano, y puedes cambiarla de zona. Puedes mover la lupa hacia la parte de la derecha y entonces pasarás a ver esto que aparece más abajo. Puedes decidir quedarte con esta parte del paisaje y analizar sus colores, sus sombras y su forma. Y estar todavía más tiempo mirando esta imagen.
A nivel psicológico tienes una capacidad similar a lo que acabas de hacer ahora. Dentro de una misma situación puedes cambiar tu foco de atención de unos pensamientos negativos, a otros pensamientos que generan emociones diferentes, más beneficiosas para ti.
Imagínate que te ibas a ir de vacaciones, pero has perdido el tren. Eso hace que tengas que esperar 3 horas más en la estación a que salga el siguiente tren. Muchas personas se enfurruñarían con los brazos cruzados en un banco de la estación, mirando el suelo, y pensando continuamente en lo desgraciados que son. Otras, apartan enseguida el enfado repentino que causa la frustración, y encuentran en esa situación una buena oportunidad para terminar el libro que llevan consigo, o para efectuar varias llamadas pendientes.
El reencuadre es entender las situaciones como son: neutras, y que somos los humanos los que ponemos las etiquetas a las situaciones, y como tal podemos cambiar las etiquetas que ponemos.
Tú sientes lo que tú eliges pensar
Si te das cuenta de que tú eres quien decide ponerle etiquetas a la situación de perder el tren, puedes ver para qué puedes aprovechar este tiempo. De ese modo tendrás a tu cerebro en una disposición de crear, en lugar de en una disposición de destruir. Reencuadrar significa cambiar el foco de atención por otro enfoque que sea más útil y beneficioso para ti.
Las situaciones no son ni positivas ni negativas, pero tu cerebro tiende a ponerles esas etiquetas.
El reencuadre significa que voluntariamente puedes cambiar la etiqueta que asocias a una situación.
Louise Hay, una escritora norteamericana, pone un ejemplo fantástico de reencuadre en uno de sus libros. En él habla de la gente que tiene odio hacia sus padres. Quizá porque los padres no han sabido tener el comportamiento que como hijo o hija te parece el adecuado, o el que esperabas de ellos.
La autora, haciendo un buen ejemplo de reencuadre, te plantea que pienses en que las personas somos almas que vamos vagando por el universo antes del momento de nuestro nacimiento. Para nacer, el universo trata de averiguar de qué padres podríamos aprender aquello que debemos todavía aprender en el trascurso de nuestra evolución como almas. Así, selecciona con esmero los padres que llevan a cabo conductas determinadas para aprender de ellas. Ese comportamiento que vemos inicialmente como muy inadecuado de unos padres, reencuadrándolo, pasa a ser repentinamente un factor del que nosotros tenemos que aprender algo. Según Louise Hay, vas desarrollando tu alma vida tras vida.
Por ejemplo, imagínate que tu madre pierde los nervios y chilla cuando se enfada. ¿Podrías tú aprender algo de una persona viendo ese comportamiento? Por ejemplo, ¿podrías aprender el efecto negativo en otras personas de que tú pierdas el control de tus emociones? Imagina que es tu padre el que no te da muestras de cariño nunca ¿puede ayudarte eso a valorar la importancia que tiene que tú le ofrezcas muestras cariño a tu hijo? Mi planteamiento es que “desde luego que sí puede resultar una fuente de aprendizaje”.
De acuerdo con Hay, quizá hayas sido un alma que, vida tras vida, no acaba de entender la importancia que tiene transmitir afecto a las personas cercanas, y el Universo ha querido (a través del comportamiento de tu padre) generarte un aprendizaje que llevarás desde ese momento siempre contigo.
No pretendo generar aquí un debate sobre si existe o no la reencarnación. Más bien quiero que veas cómo la técnica del reencuadre puede incluso cambiar tus emociones de odio hacia otras personas, por otras emociones de afecto o agradecimiento.
Hay algunos libros de psicología y autoayuda escritos por personas a las que les han sucedido situaciones como el diagnóstico de una enfermedad crónica. En algunos de esos libros puedes leer cómo el diagnóstico les ha servido a algunas personas para dar de verdad significado o sentido a su vida. Es un ejemplo de cómo algo que puede verse como tremendamente negativo puede reencuadrarse para interpretarse de una manera más constructiva.
Si algo que puede ser tan traumático puede reencuadrarse de esta manera, seguramente te resulte más sencillo ver cómo se podrían reencuadrar las situaciones cotidianas de tu vida que te generan emociones negativas de menor calibre. Por ejemplo, has quedado con un amigo y se retrasa. Cuando le llamas por teléfono ante la demora, te dice que lo siente, que se ha olvidado totalmente de ti. Como eso te daña el ego, tiendes a atacar a tu amigo diciéndole “no me aprecias lo suficiente, si lo hicieses te habrías acordado de mí”. Si coges las riendas de tus emociones, haciendo un reencuadre, puedes pensar: “Me han dado plantón, lo acepto. Enfadarme no me va a servir. Voy a tratar de aprovechar esta hora que se me ha quedado vacía para algo que resulte beneficioso, como ir a mirar cámaras de fotos para mi viaje”.
¿Cómo enseño reencuadre para tener hijos/as más felices?
Una de las técnicas más fáciles para crear niños felices, es explicándoles la técnica “Afortunadamente”. La técnica “Afortunadamente” consiste en que enseñes a tus hijos que cada vez que se quejan de algo que han etiquetado como negativo, pongan después la palabra “afortunadamente”, e intenten explicar por qué ese hecho es realmente algo positivo. De ese modo, su mente se acostumbra a ver que las situaciones son neutras, y ellos pueden decidir en qué parte del paisaje ponen su atención.
Por ejemplo, tu hijo/a te dice, quejándose:
– “Es horroroso, se me ha pinchado la rueda de la bici nueva y no voy a poder salir con todos mis amigos como había previsto”
Y le animas a que piense qué pondría después de “afortunadamente porque…”
– “Afortunadamente porque… así mi hermano mayor me enseñará a ponerle un parche, que he visto alguna vez cómo lo hacía él, pero quería aprender a hacerlo yo”.
Veamos otra situación:
– “Mi hermano mayor ahora prefiere irse con los amigos de su edad, antes que jugar conmigo”
Ahora, trata de terminarla tú:
– “Afortunadamente porque…”
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Fernando Pena
Psicólogo en Valencia
Presidente de la Asociación Española de Psicología Sanitaria AEPSIS
fernando@cop.es
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