Educación Sexual en los jóvenes: Un camino hacia la salud y el bienestar

La educación sexual hacia los jóvenes es responsabilidad de todos. El objetivo de la educación sexual es facilitar a que aprendan a aceptarse, conocerse y a poder expresar su erótica sintiendo bienestar y no miedo o vergüenza. 

La dimensión sexual es algo que abarca a todos los individuos, por ende, la educación sexual no tiene que ser exclusivamente para evitar un embarazo y evitar enfermedades de transmisión sexual. Educar en sexualidad es responsabilidad y tarea de todos; padres y madres, escuela, medios de comunicación, amistades y personal sanitario.

La educación sexual en Occidente ha sido un tema tabú, en concreto, en España la influencia de la religión ha derivado a tener una visión negativa y pobre de la educación sexual, considerándola inapropiada y de mal gusto divulgarla. Por otro lado, la falta de información desde pequeños en los contextos que son imprescindibles su divulgación, como comentamos anteriormente,  éstos son la escuela y el hogar. La educación sexual es inevitable, siempre se está educando sexualmente. Muchos padres cuando sus hijos les preguntan directamente sobre algún tema relacionado con la educación sexual, evitan hablar del tema, ya sea por desconocimiento, vergüenza o por creencias, cosa que hace que los niños se acerquen negativamente a la información de una dimensión fundamental de la vida de las personas, al mismo tiempo que la carencia de un diálogo abierto sobre la sexualidad crea mitos y mucha confusión. 

Por otro lado, los niños empiezan a tener acceso a los medios de comunicación masiva desde muy pronta edad, por lo que toman como referencia y aprenden de  la pornografía consumida. Esto es muy peligroso, ya que se muestra a la mujer como objeto para satisfacer al hombre y el sexo está centrado solo en los genitales. Los niños tienen acceso al móvil en edades muy tempranas, por ello es necesaria la educación real para contrarrestar la educación sexual negativa  que reciben del porno. 

Por último, es imprescindible que padres, educadores, medios de comunicación y profesionales de la salud ofrezcan una educación sexual integral a los jóvenes, fomentando el diálogo abierto y la comprensión. Con un esfuerzo conjunto, se puede transformar la educación sexual en una herramienta de bienestar y autoconocimiento, facilitando a los jóvenes a construir relaciones sanas y respetuosas. ¡El futuro es esperanzador si trabajamos juntos!

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