Ser diferente es ser lo que tú quieras, con lo que tú tienes
Viviendo en un mundo globalizado, le damos mucha importancia a nuestra propia identidad, a nuestra individualización en un planeta cada vez más igual. Indiferente es si vives en España o en China, la moda, la música, el cine… que consumimos es, prácticamente, lo mismo. Y entre tanta homogeneidad, queremos ser diferentes. Es lógico, o no.
Tenemos el Facebook plagado de cuentas que inspiran a uno a ser diferente, a no caer en las “modas”, a romper con lo normativo, a tomar decisiones sin influencias externas… Es una presión realmente estresante. Pongamos un ejemplo: típica publicación de una red social “Soy de ese 1% que no ve Juego de Tronos”. Ante tal afirmación caben dos respuestas y sus consecuentes implicaciones:
– No ves la serie: “soy especial, porque no me dejo llevar por las modas e imposiciones cinematográficas”. Aunque, en realidad seguirás de forma férrea otras 20 series (que, seguramente, ven millones de personas aunque esos millones no lo digan en su Facebook).
– Sigues la serie, fiel adicta/o: “veo la serie porque quiero, soy una persona libre de elegir qué hago con mi tiempo libre. No soy una persona consumidora de los productos del capitalismo, porque elijo qué producto consumir”.
Da igual en qué grupo te metas, siempre habrá más como tú (porque, ciertamente, no es sólo el 1% el que no ve la serie, o no compró una chaqueta, o no ha probado un helado).
Las frases de psicología positiva, de una falsa profundización en nuestra forma de ser, hacen que, continuamente, pensemos y reflexionemos sobre cómo ser mejores y exclusivos en nuestro ambiente. Lo que ese enunciado no te dice es que muchas decisiones son ajenas a tu zona de acción o, dadas tus condiciones, una alternativa “ideal” es imposible. Pongamos otro ejemplo: la necesidad de hacer viajes continuamente, con sus tres alternativas:
– Viajas mucho.
– Viajas de vez en cuando.
– No viajas.
Esas magníficas fotos de Facebook de tu compañero de trabajo viajando a un país exótico. Puedes creer que es especial porque él viaja (o viaja más), más especial que tú. ¿Qué pasa con la gente que, por diferentes motivos, no puede viajar? Deja de ser una persona especial, aventurera, que vive su vida “al máximo”… o, simplemente, ¿dispone de otras formas de ocupar su tiempo? Recuerda que el ser diferente es poder elegir en base a tus criterios y alternativas: o viajar o no viajar. Ninguna de ellas te hace más o menos especial. ¿Quién dice que decidir no viajar es malo? ¿Imposición o elección? Según cada quien.
Otro ejemplo: yo no escucho Reggaeton. Vale, habrá quien decide no escuchar ese tipo de música y elija, por ejemplo, la clásica. ¿Es esta persona más especial que tú por esta elección? Habrá opiniones de todo tipo, pero si tú decides escuchar la primera no dejas de ser menos diferente. Recuerda, también habrá millones de personas que elijan la música clásica. Y, en nuestra cultura, resulta realmente difícil escapar de cierto tipo de música (lo que, en parte, condiciona tus decisiones).
Cuando encuentres una frase que te haga dudar de las decisiones que tomas diariamente, párate y piensa en cómo has llegado a esa decisión. Y por qué una simple frase rompe un equilibrio que tú has logrado. El problema no está en la frase, habrá quien encuentre utilidad en una reflexión sobre ella; el problema reside en las dudas continuas que nos genera el boom de frases de autoayuda, que nos machacan diariamente y hacen temblar los cimientos de nuestra felicidad.
Como ya expusimos en el artículo sobre «Psicología, ¿qué es y qué hace?», cuando alguien busca ayuda profesional no es para escuchar una frase reveladora que cambie su forma de vida. Lo que se quiere conseguir es cambiar o tomar nuevas decisiones CON LAS ALTERNATIVAS que cada persona tiene.
Esa obsesión por ser personas diferentes del resto, especiales, exclusivas… puede repercutir enormemente en nuestro bienestar psicológico. Si aceptamos que vivimos en un mundo globalizado, en el que nos vemos influenciados por múltiples factores (que no podemos controlar, porque hay gente que cobra para que eso tenga influencia sobre ti, y la tendrá porque, recuerda, gana dinero con ello) y que, dentro de esa homogeneidad, podemos tomar nuestras propias decisiones, seremos más felices.
No olvides que las decisiones que tomas a diario tiene una amplitud corta. Por ejemplo, qué serie ver: hay un millón de series, pero hay aún más millones de personas que, con las mismas opciones de series que tú, tomarán la decisión de ver esa misma serie. ¿Es por ello que eres menos especial o diferente? El mundo nos ofrece posibilidades, que otras personas elijan lo mismo que tú no te hace ser más igual, o más esclava/o de la sociedad.
Ni te conformes si no estás a gusto con lo que tienes o te hace daño, ni sigas panaceas utópicas. La felicidad está en el equilibrio entre lo que quieres tener y lo que puedes tener.
Vanesa Pernas Martínez
Psicóloga sanitaria
Colaboradora del Centro de Psicología Calma al Mar (Valencia)
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Me ha gustado mucho leerte Vanesa. Me llamo Clara. Tengo 39 años. Y no he pensado tener hijos. Mi familia y mis amigas sé que me ven rara, pero oye, es una decisión propia y lo tengo muy claro. Parece que la sociedad nos obliga, por ser mujer, a querer tener descendencia.
Gracias por compartir
Hola Clara. Gracias por dedicar parte de tu tiempo a leer mi publicación, y gracias por el comentario.
Vivimos en un mundo que juzga continuamente (y más cuando se trata de nosotrAs). Hagas lo que hagas, recibirás críticas de alguna parte de tu entorno o de la sociedad. Lo importante es que una misma tenga claro qué decisión va a tomar entre sus alternativas, independientemente de lo que otra persona hubiese decidido en su misma situación. Si tu decisión te hace feliz, adelante.
Un saludo
[…] que vivas en un remoto lugar “lejos del mundanal ruido”). Como hemos comentado en un artículo anterior, podemos tomar decisiones en función de las alternativas que nos ofrecen el entorno. No […]
Clara, una pregunta, ¿Te crees especial por no querer tener hijos?. yo particularmente no, no lo veo raro y esta al alcance de cualquiera. Es una decisión individual y propia, natural y libre, de intelectuales o mediocres, de altos o bajos, de gordos o flacos, de cualquiera. Probablemente seas especial por otra cosa. Lo raro, no que realmente debe distinguirnos del resto son diferencias que impliquen esfuerzo siempre y cuando se acompañen de nuestras convicciones e impliquen un sacrificio, es atreverse a dar un pedazo de nuestra vida por algo y asumir las consecuencias, esa diferencia es la que no mola porque cuesta.