¿Cuál es la edad para jugar? Cualquiera
El juego es una actividad humana universal que ha estado presente en todas las sociedades a lo largo de la historia de la humanidad. Sin embargo, no es una actividad limitada a nuestra especie. Los animales también juegan, curiosamente, de forma muy pare
cida a la que lo hacen los niños dentro del juego libre. Lo que parece implicar que el juego tiene un origen y un propósito evolutivo.
En sus estudios sobre la conducta lúdica en los animales, Gordon M. Burghart definió el juego como una acción repetitiva (no causal ni ocasional), voluntaria y ocurrente en un medio relajado. Por ejemplo, determinó que los juegos de animales y niños no se llevan a cabo cuando sus funciones fisiológicas no están satisfechas (alimentación y ausencia de estrés físico).
Si la función del juego se relaciona con la evolución de la especie podemos determinar, a través de los estudios científicos de este campo, que:
- El juego ayuda a construir, con su práctica, un cerebro prosocial capaz de interactuar con los demás de forma eficaz
- El juego produce beneficios para el desarrollo del individuo que lo practica
Nuestro cerebro jugando
Se ha destacado que el cerebro se construye a sí mismo a través del juego durante la infancia. Esto es debido a que la ciencia ha demostrado los efectos directos e indirectos que esta actividad provoca en la estructura y la funcionalidad del cerebro. Los cambios se producen a nivel molecular (conectividad neuronal) y conductual (habilidades de funcionamiento socio-emocional y ejecutivo). Estos cambios se relacionan con el aprendizaje y el comportamiento adaptativo dentro de una comunidad.
Jaak Penksepp, neurocientífico y psicólogo, sostiene que el juego es uno de los 7 sistemas emocionales innatos de un cerebro. Cuando las ratas son jóvenes se producen cambios en el cerebro a largo plazo, que en otro estadio del desarrollo no ocurren. Estos cambios que produce el juego se relacionan con la capacidad de analizar y procesar la interacción social.
Cambios moleculares:
- Factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF): Miembro de la familia molecular de las neurotrofinas (factor de crecimiento neuronal). Actúa para apoyar la supervivencia de las neuronas existentes, fomentar el crecimiento y la diferenciación de nuevas neuronas y sinapsis. Se sabe que influye en la memoria a largo plazo y el aprendizaje social. Esta producción de BDNF se localiza en la amígdala, corteza frontal dorsolateral y en el hipocampo. Por el contrario, la adversidad, el estrés y la depresión de las crías de rata resulta en un aumento de la metilación molecular y la regulación negativa de BDNF (muerte y atrofia neuronal).
- Dopamina: Este neurotransmisor está relaciona con la calidad de la recompensa del juego (los medicamentos que activan los receptores de la dopamina aumentan el comportamiento de juego en las ratas).
- Norepinefrina/Noradrenalina: Promueve la formación de sinapsis y mejora la plasticidad cerebral.
- Cortisol: Mucho tiempo invertido en las actividades de juego se asocian con niveles bajos de cortisol, lo que sugiere que bien, el juego reduce el estrés, o que los animales que no se estresan juegan más.
Cambios conductuales:
- El juego fomenta el desarrollo de la flexibilidad conductual y predisposición a la novedad. Si privas a cachorros de ratas del juego posteriormente son menos competentes en la resolución de problemas.
- Al aislar a las ratas de estímulos sociales durante los periodos críticos de juego durante su desarrollo se mostrarán menos activas socialmente a lo largo de su vida.
- Las ratas criadas en jaulas experimentales con juguetes tenían cerebros más grandes y cortezas cerebrales más gruesas.
- El juego mejora la capacidad de afrontamiento y resiliencia. Esto se debe al efecto indirecto a nivel cerebral por su efecto reductor de estrés tóxico.
- En niños humanos el juego aumenta la curiosidad, lo que facilita el desarrollo de la memoria y el aprendizaje.
- El desarrollo de la corteza prefrontal (PFC) y el funcionamiento ejecutivo equilibra y modera la impulsividad, la emotividad y la agresión de la amígdala.
Juego en niños
“El juego es el trabajo de la infancia” Fred Rogers
Los beneficios del juego son amplios y se encuentran bien documentados. Incluyen mejoras en el funcionamiento ejecutivo (definido como el proceso de regular la propia conducta), el lenguaje, las habilidades matemáticas tempranas, el desarrollo social, las relaciones entre iguales, el desarrollo físico y la salud. Por ejemplo, en ensayos aleatorios de juego físico realizado en niños de 7-9 años revelaron una inhibición atencional mejorada, flexibilidad cognitiva y funcionamiento cerebral. Indicativos de un control ejecutivo mejorado.
La otra cara implica la privación de juego. Su efecto es la incapacidad para el niño de crecer feliz e integrado en la sociedad El juego libre es una práctica que puede resultar crucial para que un niño se convierta en un adulto socialmente competente, aprenda a manejar el estrés y estimule sus habilidades cognitivas.
El juego es una actividad esencial en el desarrollo de un niño. Su práctica fomenta el desarrollo de las habilidades cognitivas, autorregulación cognitiva y emocional, habilidades de aprendizaje y bienestar físico y psicológico.
Juegos de reglas
Se debe tener en cuenta que los diferentes tipos de juego implican diferentes componentes cognitivos, por lo que estaríamos entrenando diferentes habilidades. En este caso, hemos hablado mayormente de actividades de juego libre, pero, ¿y los juegos de reglas?
Pueden variar en el número de participantes, lugar de desarrollo, materiales… Pero todos ellos tienen un gran componente pedagógico para los niños en su desarrollo, social, afectivo, motor, cognitivo y personal:
- Aprendizaje espontáneo y construcción de estrategias mentales
- Desarrollo del lenguaje, memoria, razonamiento, atención y reflexión. Además del lenguaje expresivo por la necesidad de comunicación en los juegos en grupo.
- Fomento de las funciones ejecutivas: clasificación, seriación, orden… Se adquieren las nociones del tiempo y del espacio. También se estimula el pensamiento matemático y el razonamiento lógico.
- Aprenden a formar parte de un grupo: ganar y perder, respetar a los demás, empatizar y tenerlos en cuenta…
- Tolerancia a la frustración, autorregulación conductual, reglas de conducta social…
- Diferenciación de su pensamiento del resto (individualización): «pensar por sí mismos»
- Mejora las técnicas de comunicación y el desarrollo de roles dentro del grupo.
- El desarrollo de la responsabilidad a través del respeto y cumplimiento de las normas del juego.
- De la misma manera toman conciencia de la organización y disciplina derivado del uso y consenso de las reglas empleadas entre el grupo. Además de la comprensión de la posibilidad de hacer «trampas» como transgresión voluntaria de la regla.
- Posibilidad de educar en las relaciones sociales y resolución de conflictos en un contexto social
- Fomenta el desarrollo personal a través de la construcción del autoconcepto, autoconfianza, autoestima…
- Es un lugar idóneo para que el adulto pueda observar al niño y éste le de información de sus fortalezas y debilidades, aquello que debe reforzar y aquello en lo que debe trabajar.
Videojuegos
Dado el uso de los videojuegos en la población joven (y ya no tan joven) es innegable la necesidad de tomar esta categoría en consideración. Es cierto que existen patologías relacionadas con los videojuegos, y aunque estos no sean una adicción per sé, pueden convertirse en una. Sin embargo, si se emplean de una forma comedida pueden tener amplios beneficios cognitivos como el desarrollo de las habilidades lógicas, literarias y ejecutivas; y dado su formato, hoy en día, sociales.
La mayoría de los estudios sobre los efectos de los juegos en este formato se basan en los videojuegos con más índice de consumo: Los de acción. Estos requieren una serie de componentes cerebrales: Velocidad de reacción, destreza motora (motricidad fina) y coordinación visual, atención sostenida, memoria de trabajo y funciones ejecutivas (toma de decisiones coordinadas). Precisamente las habilidades que se emplean en estos videojuegos son las que los psicólogos consideran los pilares básicos para el desarrollo de la inteligencia.
En los experimentos realizados en grupos de jugadores y no jugadores sobre este tipo de habilidades cognitivas los jugadores superan a los no jugadores.
La mejor prueba de que los videojuegos mejoran todas estas capacidades se encuentra en los experimentos en los que todos los participantes son, en principio, no jugadores. En estos experimentos, el resultado que se obtiene más a menudo es que los jugadores de videojuegos mejoran sus medias en lo relativo a ciertas capacidades básicas perceptivas y cognitivas, mientras que los que están en el grupo de control del estudio no. En este experimento se mostraron una serie de mejoras con la práctica de videojuegos:
- Procesos visuales básicos (sensibilidad del contraste visual, tratamiento de la ambliopía),
- Atención y vigilancia (atención espacial, atención sostenida con objetos en movimiento y distractores, disminución de la impulsividad, mejora algunos tipos de dislexia…),
- Funciones ejecutivas (multitarea, flexibilidad mental, factor de protección contra la demencia…),
- Habilidades laborales (entrenamiento entre la coordinación de ojos y manos, atención, memoria operativa y rápida toma de decisiones – basado en los simuladores de realidad aumentada).
Juego en adultos
Una vez pasamos nuestra niñez o pubertad y nos acercamos más a la edad adulta, nos distanciamos más de los juegos libres. En su lugar, solemos sustituirlos por juegos de rol, de mesa, prácticas deportivas en grupo, o incluso videojuegos (como acabamos de señalar).
Teniendo en cuenta que el juego es una actividad intrínsecamente placentera, que tendemos a realizar en ambientes relajados y en contextos sociales, ya tenemos que intuir que es algo beneficioso para nosotros mismos, incluso en la edad adulta. Por lo que sus efectos positivos no sólo se limitan a la infancia:
A nivel psicosocial fomentan la autoestima y las relaciones sociales (potencia las habilidades sociales y emocionales), así como el control emocional. Promueve el desarrollo de un rol dentro del grupo y la competencia del mismo. Es un entrenamiento en resolución de problemas e incrementa la capacidad de análisis.
Los juegos desarrollan y alimentan a nuestro cerebro. Hacen que se desarrolle nuestro córtex prefrontal derecho, el hipocampo y la materia gris en el cerebelo, esto provoca una mejora considerable en habilidades de planificación estratégica, navegación espacial, formación de la memoria, velocidad de reacción y habilidad motora. Lo que conlleva una estimulación de capacidades cognitivas:
- Fomentar el pensamiento espacial y matemático.
- Fortalece el lenguaje y la capacidad de comunicación tanto verbal como no verbal.
- Favorece el desarrollo de procesos cognitivos tales como la atención y concentración, la memoria de trabajo o memoria visual
- Los juegos de habilidad y estrategia, podrían favorecer nuevas conexiones neuronales favoreciendo que el pensamiento sea más rápido y más eficaz fomentando al desarrollo de la creatividad.
- Previenen el riesgo de deterioro cognitivo: las personas que los realizan con frecuencia, se obligan a sí mismas a utilizar estrategias de razonamiento, memoria, atención y lógica.
Juego en ancianos
Los juegos son una actividad con una alta carga cognitiva que hace ejercitar el cerebro, por lo que previene del envejecimiento cerebral, ya que es muy saludable para el mismo. Esto implica que es un factor de protección para posibles patologías ligadas a la vejez, o simplemente mantiene nuestro cerebro más sano y activo.
Son conocidos por las neurociencias los cambios funcionales y estructurales propios de la vejez (disfunción y alteración funcional a nivel molecular). Una buena forma de contraatacar con el envejecimiento normativo pueden ser los juegos, y por muchos motivos. Sus beneficios a nivel cognitivo, emocional y social los definen como » un recurso que se puede usar para promocionar el ocio en la tercera edad y mantener las capacidades cognitivas y físicas de los mayores, por lo que, además de los beneficios sociales y emocionales, ralentizan el proceso de deterioro cognitivo» como comenta David Curto, jefe de la Dirección Asistencial de Sanitas Mayores.
La práctica de juegos ejerce de forma directa a la mejora de aspectos concretos de la salud en personas mayores:
- Mejora la movilidad y agilidad: juegos físicos que implican la coordinación motora, movilización pausada de grupos musculares y articulaciones, estimulación sensorial y motriz.
- Estimulación de la percepción sensorial: Estimulación de los sentidos que favorece el entrenamiento de la percepción a partir del uso de la atención al implicarse de forma activa en un juego.
- Ejercicio cognitivo: los juegos de preguntas y respuestas, los que implican atención y concentración… ayudan a mejorar la memoria. Otros sobre palabras o cálculo mental pueden ayudar a practicar hábitos necesarios para el desarrollo de las actividades de la vida cotidiana.
- Potenciación de contacto social y comunicación: Un aspecto muy importante en esta etapa de la vida. El juego compartido fomenta las relaciones sociales a través de la comunicación como principal herramienta. Al mismo tiempo tiene la capacidad de producir satisfacción emocional y seguridad. Promueve la realización de valoraciones de uno mismo, el resto y el entorno, lo que fomenta el desarrollo de roles dentro del grupo y la cohesión del mismo. Los juegos cooperativos serían adecuados para facilitar los mensajes positivos y reforzadores sociales dentro del grupo.
- Ofrece nuevos entornos para el aprendizaje: los ambientes estimulantes generados por la actividad lúdica facilitan el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Estimulación cognitiva
Esta práctica es la herramienta principal que se emplea en la neurorrehabilitación cognitiva en ciertos tipos de patologías. Una de las poblaciones en las que más se emplean son las enfermedades neurodegenerativas presentes principalmente en la tercera edad. Aunque dada su estructura también se benefician de los juegos terapéuticos las poblaciones de niños con trastornos del neurodesarrollo.
Es importante tener en cuenta que lo que se persigue en el tratamiento con estimulación cognitiva es activar, de forma global, las funciones mentales, con el doble objetivo de mantenerlas y frenar el deterioro.
Con todo lo descrito a lo largo del capítulo… ¿no será lógico pensar que los juegos pueden ser una gran herramienta en estas terapias de rehabilitación cognitiva? Pues de hecho sí, lo son. Estas se emplean en las prácticas de neuropsicología con diferentes formatos. Desde los materiales de lápiz y papel, sesiones de juego en grupo, juegos de mesa… Hasta los programas informáticos especializados en estimulación cognitiva desde diferentes componentes cognitivos (gnosias, afasias, memoria, atención, funciones ejecutivas…).
Hay muchos tipos de juegos diferentes divididos por la función cognitiva que pretenden estimular, por ejemplo:
- Entrenamiento de memoria: Realizar actividades simples donde se ejercite la memoria como pueden ser: adivinanzas, refranes, operaciones matemáticas, describir objetos, seguimiento de la letra de una canción, reconocer personas, asociar parejas…
- Técnicas de orientación a la realidad: Repetir todos los días datos como fechas, lugares, dónde están posicionados objetos (se utilizan sobre todo para personas mayores que sufren deterioro cognitivo o demencia).
- Reminiscencias: La persona debe contar experiencias sobre su pasado que recuerde.
- Musicoterapia: Escuchar música, bailar o cantar es bueno para distraerse y ayuda a reforzar el recuerdo.
- Ergoterapia: Actividades manuales, juegos con pintura, dibujar, colorear, costura…
- Estimulación social: Estimular y potenciar las visitas de personas que le hacen sentir bien, en el caso de las demencias. Para los niños, el juego libre entre sus iguales, potenciará su desarrollo cognitivo.
¿Conclusiones?
A veces podemos pensar de forma preconcebida que los juegos implican una práctica relatada a la edad infantil, sin embargo, cualquier momento del desarrollo del ciclo vital puede ser un momento idóneo para integrar el juego en nuestras vidas. Como hemos observado, en cada estadio de la vida tiene una serie de beneficios en aspectos cognitivos, sociales, personales, emocionales y físicos; el efecto que tiene en nuestra vida es diferente, aunque en sí mismo, los beneficios son similares. Si hasta se emplea el juego en las terapias… ¿qué estás esperando para jugar más en tu día a día? Como se resalta, el juego se realiza de forma espontánea, natural, es egosintónica (nos tiene que gustar), es intrínsecamente positivo y crea sensaciones de bienestar… Y además es una práctica muy flexible: Los tipos de juegos son infinitos, se pueden practicar en muchos sitios y desde 1 persona hasta un grupo entero. Siempre podemos tener algo de tiempo para el juego, y en este caso, no necesariamente «para buscar al niño que llevamos dentro».
Amparo Luján Barrera
Biopsicóloga y Neurocientífica
Colaboradora del Centro de Psicología «Calma al Mar», Valencia
Comparte en: