¿Soy adicto/a a las compras?

¡Por fin! Terminaron las navidades, una época caracterizada por un consumo excesivo que la mayoría de nosotros realizamos, de acuerdo a los valores sociales establecidos. Comidas y cenas en las que no falte de nada, regalos y más regalos, la lotería de navidad etc. Si empezamos a pensar todo lo que hemos gastado en cosas que realmente no necesitamos, probablemente sintamos cierto malestar que nos llevará a pensar; “el año que viene recorto gastos”. Normalmente no lo cumpliremos, pero el propósito ayuda a que nos sintamos mejor con nosotros mismos, digamos que alivia la ansiedad que nos provoca hacer cuentas y ser conscientes del dinero gastado.

Hemos superado las navidades, pero ahora llegan las rebajas y como era de esperar, todos necesitamos cosas nuevas. Si se diera el caso de no necesitar nada, encontraremos una súper oferta que no podremos rechazar y acabaremos comprando, pues las oportunidades hay que aprovecharlas. Al final es muy probable que nos gastemos tanto y más de lo que teníamos pensado y de nuevo pensemos que para las próximas rebajas tan solo adquiriremos lo estrictamente necesario. ¡OJO! y no confundir lo que realmente necesitamos, con las necesidades que creamos, en lo segundo somos grandes expertos.

Bien, hasta ahora he descrito la conducta que la mayoría de nosotros realizamos en estas fechas, un consumo excesivo que puede tener como consecuencia que en el mes de enero nos toque “apretarnos el cinturón”- como diría mi madre- y proponernos gastar menos el próximo año, para aliviar nuestro malestar. Pero qué ocurre cuando ese cinturón está apretado los 365 días del año, incluso cada día me aprieta más porque no puedo parar de comprar, no puedo controlarlo y aunque después soy consciente que no lo necesito y me siento muy mal por ello, continúo haciéndolo. En este caso, ¿Podríamos hablar de una adicción a las compras?

“La adicción a las compras es un impulso incontrolable para adquirir objetos inútiles o superfluos. La gratificación deriva, más que de la utilidad de los productos, del propio proceso de comprar. Este consumo, no planificado, excede de las posibilidades económicas del sujeto y le lleva a una prodigalidad en el gasto. De hecho, los derroches de dinero facilitan conductas de morosidad que están asociadas a este tipo de problemas” (Echeburúa, 1999)

Cristina de 40 años, vive con su pareja desde hace 10 años, ambos trabajan como funcionarios y cuentan con una una buena situación económica. Hace un tiempo que su relación no funciona bien, su pareja pasa mucho tiempo fuera de casa, la mayoría de sus amigas están casadas y con hijos, ha dejado de ir a clases de baile porque no se sentía motivada, por lo que actualmente desde que sale de trabajar al medio día hasta la noche que su pareja llega a casa, tiene mucho tiempo libre. Cristina se describe como una persona muy enérgica, alegre y presumida, pero desde que ascendieron a su pareja en el trabajo, hace dos años, todo ha cambiado, se siente triste con frecuencia, se mira al espejo y no se gusta como antes, sus amigas están muy ocupadas y tampoco quiere preocupar a su familia con sus cosas, por lo tanto, cuando se siente mal, opta por irse de compras. Mientras está comprando se siente liberada, se distrae viendo a la gente y comprando diversos objetos, que le agradan, pero realmente no necesita. Esta conducta la lleva a cabo de 3-4 veces a la semana, por las tardes, cuando está sola en casa. Los objetos que adquiere normalmente son productos de belleza, ropa, zapatos, lencería y joyas. El gasto de cada día asciende a 150-200 euros, que paga con su tarjeta de crédito personal. Cuando llega a casa y vacía las bolsas, es consciente que ha comprado un montón de cosas innecesarias y se arrepiente de haberlo hecho y siente un malestar muy elevado.

En el caso descrito anteriormente, podemos observar que lo que realmente importa no es lo que se compra, sino llevar a cabo la conducta de comprar. Así pues, las características principales de esta conducta adictiva son:

-Comprar por comprar
-Compras excesivas (mínimo un gasto de 100 euros)
-Los objetos no son necesarios
-Pérdida de interés por los productos, una vez comprados
-La persona es consciente, pero no puede controlar su conducta impulsiva
-Sufrirá un estado de nerviosismo (síndrome de abstinencia) cuando pase por la puerta de un comercio, observe los escaparates y no pueda entrar a comprar. Este malestar solo se aliviará comprando
-Han intentado controlarlo, poniendo en práctica diversas estrategias, pero todos los intentos han sido fallidos.

¿Qué es lo que les produce placer?

A las personas adictas a las compras les produce gratificación el hecho de entrar en una tienda, coger el o los objetos escogidos, sacar la tarjeta de crédito, llevar varias bolsas en la mano y pasear por las diferentes tiendas de un centro comercial.

¿Qué factores facilitan esta conducta impulsiva?

Las navidades, las rebajas y grandes ofertas, los escaparates, tener que asistir a un evento etc. Además, este tipo de adicción como hemos visto en el caso de Cristina, puede ser la consecuencia de otros problemas que generan un elevado malestar emocional en la persona y su forma de aliviarlo es comprando, por lo tanto, cada vez que este malestar aparece, la persona adicta a comprar llevará a cabo esta conducta para sentirse mejor consigo misma.

¿Cómo se adquiere esta conducta?

Comprar de forma compulsiva es un hábito inadecuado que las personas adquieren a través de la repetición de una conducta que en un principio resulta placentera o como una estrategia de afrontamiento errónea para hacer frente a otros problemas personales.

En el siguiente enlace te puedes descargar el ciclo de la conducta adictiva compradora:

Ciclo de la conducta adictiva compradora

Como hemos visto en el caso de Cristina, la adicción a las compras puede estar asociada a circunstancias personales y sociales como la insatisfacción en la relación de pareja, la soledad, el trabajo o las relaciones familiares. También puede estar relacionada con un trastorno del estado de ánimo y una baja autoestima. Comprar es la forma que tienen de aliviar su malestar, saliendo de casa, viendo a gente y adquiriendo objetos para sí mismos o los demás.

¿Cuáles son las principales consecuencias negativas de esta conducta?

Problemas económicos, dificultades para llegar a fin de mes, deudas con los bancos, pueden llegar a robar y estafar a otras personas e incluso de su entorno próximo, para disponer de dinero y gastarlo en comprar. Sus relaciones interpersonales también se verán afectadas, dentro de las relaciones de pareja se produce un porcentaje elevado de divorcios o separaciones, afecta al rendimiento en el trabajo y en general a todas las áreas de la vida de una persona.

Si te has sentido identificado/a con la sintomatología descrita en las líneas anteriores, lo has intentado, pero no puedes dejar de comprar compulsivamente y esto está afectado a tu vida personal, así como está generando graves problemas económicos, ponte en contacto con nosotros y estaremos encantados de atenderte. El equipo de psicólogos que trabajamos en el Centro de Psicología Sanitaria Valencia, somos expertos en el tratamiento de los diferentes tipos de adicciones y estaríamos encantados de poder ayudarte a superar esta dificultad.

Echeburúa, E., (1999), ¿Adicciones…sin drogas? Las nuevas adicciones: Juego, Sexo, Comida, Compras, Trabajo, Internet…Bilbao: DESCLÉE DE BROUWER.

 

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