Placebo ¿verdad o mentira?
Un placebo es una sustancia que, careciendo por sí misma de acción terapéutica, produce algún efecto curativo en el enfermo. De acuerdo al British Medical Journal, en 1995, es la medicación más efectiva conocida por la ciencia, sujeto a más ensayos clínicos que otros medicamentos. El rango de condiciones susceptibles parece ser ilimitado: siempre que exista una posibilidad latente de autocuración, los placebos activarán esa capacidad.
Lo que distingue a los placebos de los tratamientos médicos convencionales es que, con placebos, el proceso de curación es totalmente autogenerado (parte de dentro, de nosotros).
De acuerdo a ciertos estudios, solo un 25% del beneficio del tratamiento antidepresivo se debe al tratamiento. Un 25% se debe a la remisión espontánea y un 50% al efecto placebo.
La BBC, en 2007, indicó que el NICE ya en 2004 recomendó que los antidepresivos no se empleasen como primera opción en terapia. En el panorama nacional, desde el año 2000 al 2013 se habían triplicado el empleo de antidepresivos, pese a conocerse que se trata de una auténtica estafa. España ocupa el tercer lugar en recetas de psicofármacos a niños, especialmente la paroxetina, porque en 2001 se publicó un artículo en que se decía que era bien tolerada y efectiva para el TDM en adolescentes. Sin embargo, en 2015, se publicó un artículo en el cual se afirma que no existe ninguna ventaja de la paroxetina o la imipramina sobre el placebo en adolescentes con síntomas de depresión en cualquiera de las variables pre-especificadas. Por tanto, el informe inicial de 2001 era un informe falso. La paroxetina no solo tuvo nula eficacia, sino que además aumentaron los efectos adversos, incluyendo los graves, relacionados con el suicidio. Es por esto que ciertos autores afirman que los antidepresivos matan más que las drogas.
Hasta tal punto se demostró la eficacia del placebo, que no solo funciona con problemas mentales, sino que también está relacionado con la mejora de problemas físicos. Se realizaron en este contexto dos estudios: el primero consistía en realizar una cirugía placebo (se sometían a quirófano pero la única intervención que se les practicaba era un agujero en la zona afectada) para la orteoastritis ante pacientes a los que le dolían las rodillas como consecuencia de esta afectación. Los resultados desvelaron que la operación real no produjo efectos mejores que la operación placebo con respecto a las quejas de los pacientes.
Posteriormente se realizó un estudio similar con respecto al párkinson (enfermedad en la cual hay un decremento de la hormona dopamina). Se llevó a cabo una operación placebo con este tipo de pacientes y la simple expectativa de mejora, hizo que se liberase dopomina endógena deliberadamente, mejorando por tanto la sintomatología. Por tanto, el placebo tiene mecanismos físico-químicos por medio de los cuales actúa.
Las variables que pueden influir en el efecto del placebo son:
- Variables del paciente: puede más o menos efectivo en diferentes personas; por ejemplo, parece que es más efectivo en personas altamente ansiosas y en pacientes que son capaces de seguir instrucciones de una forma más exacta.
- Elementos como el tamaño, la dosis, el color, la forma o la vía de administración pueden hacer que ese placebo tenga mayor o menor efecto. Por ejemplo, se ha comprobado que un placebo de mayor tamaño es más efectivo que uno de más pequeño. También se ha observado que las cápsulas son más potentes que las tabletas y, a su vez, las inyecciones son más potentes que las cápsulas.
- Variables del terapeuta: el hecho de mostrar cordialidad, una actitud amistosa, interés, empatía y una actitud positiva hacia el paciente y hacia el tratamiento son variables asociadas a un efecto beneficioso.
- Las expectativas de mejora y la confianza puesta en el tratamiento.
Así que recuerda: ¡¡el poder está en la mente!!
Sara Arjones González
Psicologa en formación y colaboradora de «Calma al Mar»
Comparte en: