Adolescencia y cerebro
Todos recordamos lo terrible que fue la adolescencia y ver a otros adolescentes nos lo recuerda. Es una época de muchos cambios, de buscar una identidad, una época en la que pasamos de ser niños a ser jóvenes adultos. En este sentido James E. Marcia establece un logro de la identidad cuando el adolescente consigue establecer valores y objetivos propios, dejando atrás aquellos valores o creencias que pudieran venir de sus padres, de los profesores o de otras figuras que ellos consideraron importantes. Establece sus propias metas y su propio sistema de creencias e ideas que no cambiará con facilidad.
El cerebro del adolescente cambia paralelamente a todo esto y se va adaptando, creando nuevas conexiones sinápticas si es necesario cada vez que aparecen nuevos aprendizajes o eliminando conexiones que ya no serán útiles. Asimismo, las áreas cerebrales también van madurando progresivamente, siendo la corteza prefrontal la última en terminar de madurar, muy relacionada con funciones como la planificación o el razonamiento. Es un periodo de gran plasticidad y gran recorte o creación de nuevas conexiones en el cerebro que conformarán la arquitectura definitiva de un cerebro adulto preparado para las nuevas situaciones ambientales en la adultez (Oliva, 2007).
Siguiendo a Iglesias (2013) se conoce que los estudios de neuroimagen revelan un adelgazamiento de la sustancia gris hasta los 20 años desde la parte posterior del cerebro hasta la frontal y van madurando progresivamente. Está maduración progresiva y tardía de las regiones más lógicas del cerebro podría estar relacionado con la asunción más usual de riesgos muy propia de la época adolescente. Esto esta apoyado por Oliva (2007), diciendo que las regiones límbicas están más desarrolladas en el cerebro adolescente, mientras que las regiones frontales son las últimas en terminar de desarrollarse; y es la conexión deficiente de esas áreas límbicas más emocionales con esas áreas frontales lo que podría implicar que la asunción de riesgos en el adolescente fuese más común. Esta conexión madurará y las respuestas emocionales pasarán a estar más moduladas por las regiones frontales.
Sin embargo los adolescentes a pesar de todo son verdaderamente competentes. Según Epstein (2008), los adolescentes son tan buenos como los adultos en un amplio abanico de habilidades (p.e. Inteligencia, percepción y memoria).
Verdaderamente existe quizás un prejuicio en relación a los adolescentes, creyendo que son irresponsables, alocados.Y aunque su cerebro puede tener o no algo que ver con esto, es evidente que es una etapa de grandes cambios a muchos niveles, tanto físico como psicológico y social. Asimismo, los estudios de neuroimagen sólo permiten establecer correlaciones, pero nada definitivo que pueda ayudar a padres, profesores o a los adolescentes mismos a entender esta etapa de cambios. Y se obvia en este caso todo el entorno social que puede influir en los jóvenes, como por ejemplo sus relaciones con los iguales, su necesidad de encajar en un grupo, el sentido de pertenencia que les puede llevar a optar con conductas de más o menos riesgo.
Concluye Iglesias (2013) que “la adolescencia es un periodo de múltiples cambios, las transformaciones físicas y la aparición de un mayor sentido de la realidad hace de esta etapa un periodo crítico. La contradicción de querer ser adulto pero sin dejar de ser niño sigue alimentando la idea de una época convulsa, y lo es en muchos casos, pero de ese examen, con la ayuda de los padres y del mejor conocimiento de su desarrollo y sus problemas por parte de los profesionales que los tratamos, el adolescente madura y se convierte, en la mayoría de los casos, en un adulto competente”.
Bibliografía
Epstein, R. (2008) El mito del cerebro adolescente. Mente y cerebro, 32, 22-29
Iglesias Diz, J.L. (2013)Desarrollo del adolescente: aspectos físicos, psicológicos y sociales. Pediatr Integral, 17 (2), 88-93
Oliva Delgado, A. (2007) Desarrollo cerebral y asunción de riesgos durante la adolescencia. Apuntes de Psicología, 25 (3), 239-254
Zacarés González, J. J.; Iborra Cuéllar, A.; Tomás Miguel, J. M.; Serra Desfilis, E. (2009) El desarrollo de la identidad en la adolescencia y adultez emergente:
Una comparación de la identidad global frente a la identidad en dominios específicos. Anales de psicología, 25 (2), 316-329
Elena Amiano Pardo
Psicóloga
Colaboradora del Centro de Psicología Calma al Mar, Valencia
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