Algo habitual, que vemos en consulta con asiduidad, son personas que no tienen buenas relaciones con sus compañeros de trabajo. Esto crea malestar, ya que a nadie le gusta llevarse mal con la gente le rodea. Pero, la realidad es bien distinta, pues la convivencia en el puesto de trabajo puede crear roces, o simplemente divergencias en los objetivos o en la forma de trabajar de cada uno. En el trabajo se ponen a prueba muchas de nuestras características como personas y está en nuestra mano solucionarlas y afrontarlas con predisposición y respeto.
Las situaciones que se dan con más frecuencia en el trabajo, y que provocan más conflictos son:
- Cuando tu trabajo depende del de otra persona: En muchas empresas, los productos van en cadena, por lo que si falla el primero, no es el mismo desastre que si falla el último. Pero antes de ir a crucificar al compañero que ha fallado, es más humano ver primero si este está atravesando un momento difícil a nivel personal, o simplemente, si ha pasado una mala noche. Por el contrario, si este fallo es un continuo, conviene sacar los puntos clave de cómo esto afecta a tu trabajo y exponérselo de forma educada y asertiva, para llegar a un acuerdo que favorezca a ambas partes. Si no eres capaz de solucionar la situación mediante el diálogo, déjalo en manos del supervisor o de la persona encargada.