Un poco más sobre la asertividad
Para comunicarse de manera efectiva, debemos darnos cuenta de que todos somos diferentes en la forma en que percibimos el mundo y usar este conocimiento como guía para nuestra comunicación con los demás.
Anthony Robbins
¿Qué haces si estas comiendo en un restaurante y te encuentras un insecto en el plato?
¿Adoptar una actitud pasiva, apartar el insecto y seguir comiendo? ¡No es para tanto! Piensas. Pero eso supondría dejar de lado los derechos que tienes como cliente, ¿no crees?. La sensación no sería buena, no te llevarías una buena imagen del local y tampoco una gran satisfacción contigo mismo. ¿Y adoptando una actitud agresiva? Te enfadas, llamas al camarero y le echas una buena bronca mientras exiges otro plato, o tal vez un descuento en la cuenta. A ciencia cierta podemos decir que te cambian el plato, no has dejado de lado tus derechos, pero no es menos cierto que atacas los de un trabajador que intencionadamente no quiso ofenderte. La sensación también sería mala, la imagen del local no sería la mejor y tus formas pronto te pasarán factura haciéndote sentir insatisfecho. O en último caso, ¿adoptar una actitud asertiva?. Llamar al camarero y de forma adecuada y tranquila explicarle la situación, respetando su trabajo y tu derecho como usuario del restaurante de forma simultánea. Esta tercera forma de actuar, lo que llamamos comunicación asertiva, está claro que nos dejaría un buen sabor de boca y una buena imagen de ese local. Seguramente el camarero se disculpe, le cambie el plato e incluso le haga ese descuento en la cuenta mientras tu sensación de bienestar, al igual que la de él, no se ven afectadas. ¿Cuál elegirías? ¿ Cuál crees que es la más adecuada teniendo en cuenta sus ventajas y desventajas?.
Con este ejemplo aprendí por primera vez lo que significa la asertividad. Para muchos un concepto abstracto e ideal, una manera más de comunicarse o esas normas que todos estamos hartos de saber, pero no decidimos practicar. Tal vez por miedo, por falta de habilidad y/o entrenamiento o quizá por desconocer las múltiples ventajas reales que trae a uno mismo y a su entorno.
José Gómez (2016), en uno de sus artículos, define la comunicación asertiva como una manera de tener en consideración el punto de vista ajeno; respetar su parecer aun cuando sea distinto; manifestar opiniones sin temor a la diferencia de criterios y responder con serenidad y sencillez ante las diferentes situaciones que se presenten. Su esencia radica en la habilidad para intercambiar mensajes, haciéndolo de forma honesta, respetuosa, directa y oportuna. Además, Gómez quiere ir más allá y nos resalta de forma clara la gran importancia de esta comunicación afirmando que muchos problemas y conflictos se resolverían democráticamente si la comunicación entre los seres humanos partiera de la escucha con respeto y tolerancia, posibilitando la expresión honesta y clara de los mutuos intereses y sentimientos.
Los beneficios de la asertividad son muchos en diferentes áreas de tu vida; Ser un profesional asertivo, por ejemplo, nos permite asumir la responsabilidad de nosotros mismos y nuestras acciones, sin juzgar ni culpar a otras personas, posibilitando que afrontemos de manera constructiva para poder encontrar una solución mutuamente satisfactoria cuando existe un conflicto. Así, nos permite obtener beneficios tanto en el área personal, aumentando la autoestima, la seguridad personal, la autoimagen y el autoconcepto, como en el área laboral, disminuyendo el número de situaciones estresantes e incrementando la eficacia, calidad y competencia de los cuidados y servicios que se prestan, creando buenos canales de comunicación y promoviendo un aprovechamiento del tiempo que repercute en un clima interpersonal distendido y favorecedor del trabajo (García, 2015). Asimismo, es un elemento fundamental para el mejoramiento de gran parte de las problemáticas que se presentan a nivel familiar, el empleo de la comunicación asertiva en el interior de la familia puede disminuir considerablemente los problemas disminuyendo así las tensiones que devienen en episodios de violencia intrafamiliar, especialmente de violencia de pareja (Chávez, 2017).
Pero esto no es todo. La asertividad nos permite tener una mayor sensación de control sobre el entorno, sobre nosotros mismos y poner límites, lo que mejora la autoestima. No busca el conflicto, sino que se basa en la comunicación eficiente y, por tanto, empodera a la persona. Mejora el bienestar, la satisfacción vital y ayuda a vivir situaciones y experiencias más gratificantes. Provoca una mejora en las relaciones interpersonales que es fruto de una mejor comunicación, honestidad y sinceridad. También mejora el autoconocimiento y la gestión emocional y nos permite resolver conflictos y evitar que los problemas se magnifiquen fruto de la no expresión de las necesidades y las emociones de uno mismo.
Deberíamos practicar el cuidado de la mente como practicamos el cuidado de nuestro cuerpo. Esforzarnos en generar conocimiento de nuestras facultades, aceptar las derrotas y celebrar las victorias, siempre con la elegancia y sutileza. Deberíamos tomarlo como un medio para crecer en valores humanos promoviendo conceptos saludables y aumentando la estima personal. Deberíamos desarrollar círculos donde predomine el respeto como denominador común, ya que esto facilitará mejores relaciones con el exterior y con nuestro interior. Conocernos será el punto clave en lograr esas relaciones exitosas. Exigir lo que se debe exigir y respetar a los demás sabiendo que, para exigir se debe merecer. Debemos conocernos a nosotros mismos para lograr tratar a los demás, sabiendo que somos seres con limitaciones. Deberíamos ponernos en nuestro sitio, pues ello es la más grande victoria que puede tener el ser humano. Cuando te pones en tu sitio logras ver todo con claridad y logras ver tu alrededor como seres humanos que, como tú, merecen ser tratados de manera respetuosa, ese es el primer paso para lograr relaciones interpersonales exitosas (Gómez, 2016).
Si no sabemos quiénes somos ¿cómo podemos conocer a los demás?
Eva María Rodríguez Vicente.
Psicóloga jurídico-forense. Colaboradora del Centro de Psicología Calma al Mar.
En mi campo, la educación, echo en falta la adquisición de competencias cognitivas y relacionales como asertividad, resiliencia, empatía, inteligencia emocional… Mientras que el sistema educativo no aborde estos contenidos en el período obligatorio, no estaremos formando personas equilibradas.
Como médico y docente, echo en falta que el sistema educativo integre en la enseñanza obligatorio contenidos transversales relacionados con las inteligencias múltiples, asertividad, empatía y resiliencia; palabras muy desconocidas entre los estudiantes de la ESO, de 12 a 16 años.
Yo imparto docencia en niveles de formación profesional, a estudiantes entre 17 y 30 años que no poseen las competencias emocionales que les permitan enfrentarse a la vida y al entorno laboral en condiciones. Las cargas alostásicas a las que están sometidos y la falta de resiliencia, hacen que cualquier pequeña frustación se convierta en un drama. Su capacidad de establecer unas relaciones interpersonales satisfactorias y desarrollar un trabajo eficaz en equipo, adolece de la falta de asertividad y empatía que deberían poseer a estas edades.
Magnífica referencia.