La forma en la que nos comunicamos: estilos de comunicación y el enfoque asertivo

El ser humano es social por naturaleza, y aunque existen una gran variedad de temas de los que podríamos hablar referidos a nuestro ancestral carácter social, hoy me gustaría presentarte uno extremadamente importante: la comunicación. Concretamente, los estilos de comunicación son un componente decisivo a la hora de conectar con los demás, pues determinan tu enfoque, preferencias y forma de conectar con otros.

Cuando hablamos de estilos de comunicación, podemos diferenciar tres estilos principales popularmente conocidos: agresivo, pasivo y asertivo. Pero además de estos, existe un cuarto estilo que cae fuera de las categorías principales, puesto que mezcla 2 estilos para así formar el pasivo-agresivo. Aquí vas a poder indagar más en cada uno de ellos:

 

  • Estilo pasivo: aquí podemos encontrar una comunicación basada en valorar y priorizar las perspectivas y opiniones ajenas por encima de la propia. Se tiende a evitar el conflicto, y como tal, se hará lo posible para terminarlo cuanto antes. El uso continuado de este estilo de comunicación tiene ciertas implicaciones a largo plazo. Por un lado, el estilo pasivo ralentiza significativamente o incluso impide que la persona pueda alcanzar sus objetivos y necesidades (que suelen ser el objeto de nuestras conversaciones y discusiones), cosa que hace además que se le suela ver con poco respeto. Por otro lado, es precisamente esa característica la que hace que la persona suela ser percibida con valor (de forma positiva) por el entorno, ya que se reconoce como algo agradable para los demás esta misma tendencia a ceder ante opiniones y puntos de vista ajenos.

 

  • Estilo agresivo: este estilo de comunicación al contrario que el pasivo, tiende al conflicto, puesto que saca beneficio del mismo. Su comunicación está basada en priorizar y anteponer la perspectiva y necesidades propias a las ajenas. Cuando te hablo de sacar provecho a las discusiones, no me refiero al simple hecho de aprovechar la situación que se presenta, sino de instrumentalizar el propio concepto de discusión y confrontación; si usas el estilo agresivo, es probable que tiendas a las discusiones para así sistemáticamente encontrar situaciones en las que poder situarte por encima del resto de involucrados, ganando por tanto el espacio para conseguir tus objetivos. Esto por supuesto tiene implicaciones claras a nivel socialo. Por un lado, implica ganar el respeto de la gente con la que te comunicas, pero a través del miedo y/o la presión que ejerces. Por otro lado, son precisamente estas interacciones descompensadas (presionar para imponerse a los demás) lo que hace que se valore mucho menos a la persona.

 

  • Estilo pasivo-agresivo: es probable que te hagas una idea simplemente por lo descriptivo que es el nombre, pero en resumidas cuentas, el estilo pasivo-agresivo es una mezcla entre los dos estilos previamente comentados. Suele caracterizarse por iniciar los conflictos con dinámicas pasivas e ir guardando y acumulando malestar y frustración hasta finalmente estallar y pasar al extremo opuesto, comunicándose de forma agresiva a partir de ese momento. Por su carácter ambivalente, este estilo puede suscitar niveles de respeto diferentes de su entorno, dependiendo de cuán eficaz sea a la hora de imponerse a los demás cuando pasa al lado agresivo. Por otro lado, es un estilo que no suscita valía a nivel social, puesto que su comunicación e interacciones son de las más conflictivas y problemáticas.

 

  • Estilo asertivo: seguramente ya hayas escuchado hablar de esta palabra que cada vez llena más la boca de todo el mundo: asertividad. La verdad es que hay razones de sobra para que se esté haciendo tan popular, y es que si quieres tener relaciones saludables y duraderas, lo mejor que podrías hacer es empezar a ser asertivo tú también. La comunicación asertiva se basa en encontrar concretamente el equilibrio entre respetar tu propio punto de vista sin dejar de hacer lo mismo con la perspectiva ajena. La persona asertiva no busca el conflicto activamente, pero si este aparece, se va a encargar de usar el conflicto como medio de conciliar las partes confrontadas; al final su objetivo principal es la resolución del conflicto. Por estas razones, si eres una persona asertiva te vas a encontrar siendo tanto valorado como respetado por el resto, ya que una persona que respeta a los demás y sus puntos de vista mientras no deja de lado sus propios objetivos y necesidades va a percibirse de forma positiva en ambos ámbitos.

Por todo lo presentado, creo que ya te habrás imaginado que el estilo asertivo es claramente más funcional para tus relaciones y comunicación en general. Es cierto que siempre puede haber contextos en los que nos veamos obligados a usar estilos un poco más agresivos o pasivos, y esto no es malo de por sí puesto que también pueden ser adaptativos a su manera en algunos contextos, pero tener una base asertiva siempre te va a asegurar una mejor comunicación.

 

Alejandro G. Salazar, 

Psicólogo colaborador del equipo Calma al Mar y Asociación Española de Psicología Sanitaria AEPSIS.

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