Tres claves para controlar las rabietas de tus hijos.
Control de las rabietas.
Las rabietas forman parte del desarrollo evolutivo de un niño, aparecen en torno a los 18 meses y se mantienen casi hasta los 5 años. Sobre todo, cuando son más pequeños, es la forma que tienen de expresar su malestar. Por lo tanto, será nuestra responsabilidad enseñarles que, si tienen hambre, sueño, están cansados o algo no les gusta, pueden comunicarlo de otra manera, en la que tanto ellos como nosotros saldremos beneficiados
» Las rabietas aparecen en torno a los 18 meses, y se mantienen hasta los 5 años»
Ahora os preguntaréis, ¿cómo podemos hacerlo? Para contestar a esta pregunta, y que podáis entender mejor cómo actuar de forma adecuada ante una rabieta de vuestro hijo/a, o alumno/a, voy a utilizar un ejemplo real:
Hace un par de meses iba en al autobús, eran las 17:00 p.m, horario de salida del colegio. Subió una mamá con sus dos hijos, uno iba en el carro y tendría apenas unos meses, el otro iba de la mano de su madre y aparentaba tener entre 3-4 años. El autobús estaba lleno y hacía calor. A los cinco minutos el niño de 3 años se puso a llorar y gritar, quería que su madre lo cogiera en brazos. Para ella era imposible cumplir su petición, tenía el carrito, las bolsas etc. Es posible que el menor tuviera sueño, hambre, cansancio, calor o celos por las atenciones que ahora recibe su hermano pequeño, incluso un poco de todo.
Seguro que ahora estáis pensado, ¿qué hizo su madre?
Se puso realmente nervioso, pues además de estar llorando su hijo, todo el autobús estaba pendiente de ellos. No cogió en brazos al menor, constantemente le pedía por favor que dejara de llorar y le decía que quedaba muy poco para llegar. Además, añadió que al bajar del autobús irían al parque y comprarían unas golosinas.
El pequeño continuó llorando, y en este estado salió del autobús.
Ahora os lanzo la siguiente pregunta, si finalmente fueron al parque y compraron golosinas, ¿qué pasará en otras situaciones similares? ¿qué ha aprendido el niño?
¡Exacto! Su madre reforzó su conducta inapropiada con un premio. Por lo tanto, su hijo ha aprendido que llorando y gritando puede conseguir algo agradable para él, incrementando de este modo el número de rabietas en la misma, y otras situaciones.
¿Qué podemos hacer en estas situaciones?
A continuación, os doy tres claves que he considerado de máxima importancia para el control de las rabietas.
Prevenir: si sé que mi hijo sale muy cansado del colegio, en lugar de coger directamente el autobús podemos buscar alternativas; llevarle la merienda y jugar en el parque media hora, o valorar la posibilidad de ir dando un paseo tranquilamente. También puedes hablarle previamente de los autobuses, contarle historias sobre ellos y de lo divertido que puede ser viajar en un autobús por la ciudad. Además, le comunicas que todas las tardes tendrá la oportunidad de coger uno, y es muy afortunado/a por eso.
Ignorar: no quiere decir que no existe hasta que deje de llorar. Le miras fijamente, con un tono de voz firme y sólo una vez le dices que se calme, y cuando lo haya hecho, entonces hablarás con él/ella.
¡Ojo! tendrás que actuar si el menor u otra persona corre algún peligro. Por ejemplo, si intenta pegar a otro niño o romper algún objeto.
Reforzar: en el momento que se haya calmado, dile lo bien que lo ha hecho, dale un beso, un abrazo y repite de forma eufórica que lo ha hecho fenomenal, y que estás muy contento/a. Ahora sí, puedes parar en el parque, incluso comprar alguna golosina.
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