¿23 personalidades?
Todos estamos aquí para proteger a Kevin (Split, 2016)
Split, o “múltiple” en español, es una película cuyo protagonista tiene hasta 23 personalidades, lo que en psicopatología se define como trastorno de personalidad múltiple para el DSM-IV y trastorno disociativo de identidad para el DSM 5.
Este cambio se debe a que lo que caracteriza al trastorno disociativo de identidad no es el hecho de tener muchas personalidades, si no el no ser capaz de integrar diferentes estos aspectos de la suya propia.
Normalmente el trastorno disociativo de identidad está producido por la no integración de un acontecimiento traumático: cuando un sujeto no tiene recursos para afrontar una situación y su única salida es la disociación, puede llegar a desarrollar diferentes personalidades que no es capaz de encajar en la propia.
Por lo tanto, una persona que sufre disociación de su identidad, tendrá como mínimo dos “personalidades” diferentes, cada una con su propio patrón para percibir la realidad o reaccionar. Es importante aclarar que siempre hay una personalidad primaria, “suya”, la cual es dependiente y vulnerable hacia todas las demás. Estas personalidades toman de vez en cuando el control del individuo, hablando y actuando como si fuera completamente otro. Seguido de este estado de disociación de identidad y una vez la persona recupera su personalidad “central” o “real”, atraviesa un proceso de amnesia en el cuál no recordará nada de lo que hizo o dijo una de las otras personalidades.
Además del proceso de disociación de identidad y la posterior amnesia, el trastorno de identidad disociativo va acompañado de un tremendo abanico de síntomas somáticos, entre los que destacan los dolores de cabeza. Es también muy comórbido con los trastornos de la personalidad y los demás del grupo de trastornos disociativos. No es de extrañar entonces que cause un tremendo malestar y deterioro tanto laboral, como social y personal a quien lo padece.
En cuanto al origen del trastorno, hoy en día está completamente aceptada la teoría que asocia la disociación a la no integración de un trauma. En especial, sucesos traumáticos crónicos durante la infancia y problemas de apego parecen ser los factores etiológicos más relevantes.
Porque cuando no tenemos recursos para afrontar algo traumático, sólo nos queda disociarlo para protegernos de él
Split y sus 23 personalidades son sólo una película, pero el interés que suscita así como la complejidad que lleva consigo este trastorno son tremendamente reales.
Rebeca Calvo Barros,
Psicóloga colaboradora del Centro de Psicología Calma al Mar, Valencia
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